Un sector fortalecido 2

El impacto de la inseguridad
La inseguridad ha impactado a los negocios en México y esta industria
no es la excepción. Para empezar, los franquiciatarios tienen que
invertir más en la protección de sus instalaciones y sus empleados (por
ejemplo, con cámaras de video, alarmas y personal de vigilancia), gastos
que quedan reflejados en la inversión inicial o en la operación.
Eso,
“sin contar que lamentablemente hay algunas franquicias que han tenido
que cerrar cuando les tocan los famosos derechos de piso”, señala Juan
Manuel Gallástegui, presidente de Gallástegui Armella Franquicias. En
palabras del consultor, el impacto de la violencia en el norte del país
relacionada con el narcotráfico “es dramático”.
Además, las extorsiones a los negocios
han provocado una migración de empresarios mexicanos a otros países,
principalmente Estados Unidos. Esto ha significado que muchas
franquicias queden en manos de administradores en lugar de los dueños y
podría impulsar el crecimiento de franquicias nacionales en el vecino
del norte.
Sin embargo, la internacionalización
masiva de las franquicias mexicanas todavía está limitada por la falta
de un abanico suficientemente amplio de opciones y una infraestructura
adecuada, opina Elizarrarás, de la AMF. En ese sentido, todavía hay
mucho por hacer.
Otro cambio atribuible a la inseguridad es que
cuando el mayor crecimiento del sector tradicionalmente se registraba en
el noroeste del país, en 2011 ciudades del occidente y sur observaron
un mayor dinamismo.
Pero la inseguridad no se limita al norte de México. Por ejemplo, de los franquiciatarios de Prendamex
que cuentan con una sola unidad (el 40% de su red), algunos de ellos
ubicados en el área metropolitana de la Ciudad de México se vieron
forzados a cerrar tras ser víctimas de un asalto.
Menos regulación, más certificación
Otro foco rojo, aunque tiene pocas probabilidades de aprobarse, es una propuesta de Ley de Franquicias
que tendría “graves implicaciones”, de acuerdo con Elizarrarás, de la
AMF. Fuentes consultadas coinciden en que se trata de un proyecto que
carece de un gran conocimiento en la materia y es fruto del oportunismo
político. La postura de la AMF y de los empresarios es que el sector
necesita menos regulación, no más.
“El aspecto legal (al
respecto) está bastante completo. Por un lado, tienes la Ley de
Propiedad Industrial (que incluye un apartado sobre franquicias) y por
el otro el código civil, el código penal, el código mercantil y todos
los demás”, explica Jorge Amigo, ex director general del Instituto
Mexicano de la Propiedad Industrial (IMPI) y protagonista clave en la
inclusión de la franquicia como figura jurídica en la nueva ley. “Es
mucho más sencillo hacer modificaciones a lo que ya está, si se
requiere”, añade.
Las fuentes entrevistadas coincidieron en un punto: están a favor de la autorregulación de la industria. “La certeza (para el inversionista) la dará el mismo mercado”, asegura Elizarrarás.
Por
otra parte, sí se considera como deseable una certificación en el
sistema. Al respecto, a principios de 2012 la AMF lanzó un sello de
certificación para las franquicias, abierto y de carácter voluntario,
que sirve como referente de buenas prácticas y de congruencia entre lo
que una franquicia ofrece y otorga.
Esta certificación también
podría funcionar como una herramienta de mercadotecnia para hacer frente
a otro de los grandes pendientes del sector: construir redes más
sólidas y de mayor impacto. Sólo una tercera parte de las franquicias en
México tiene más de 50 unidades, según la AMF. El promedio es de 20
locales, frente a 300 en Estados Unidos.
Por eso, quizá el
principal reto para la mayoría de las franquicias existentes sea
convertirse en cadenas que superen el par de decenas de unidades. En
años anteriores, “se puso demasiado énfasis en crear nuevas marcas”,
reconoce Elizarrarás.
La buena noticia es que los empresarios ya
están recurriendo a canales de comercialización alternativos a las
tradicionales ferias, como las giras con inversores –conocidas como
roadshows–, la comercialización profesional que ofrecen las consultoras o
las “tiendas” de franquicias, como Franchise Store, en la Ciudad de México.