¿Tu casa es la mejor inversión?

Grow Your Business, Not Your Inbox
El mercado inmobiliario es el principal almacén de valor del planeta. Para darnos una idea, al final de 2016, las acciones y bonos que cotizan en el New York Stock Exchange tenían una capitalización de mercado cercana a los 20 billones de dólares. Leyó usted bien, en la acepción española del número: 20 millones de millones de dólares. En comparación, el mercado inmobiliario global, según la revista Forbes, valía en ese año 217 billones de dólares.
Los mexicanos invertimos muchísimo en ese mercado. Cerca de la mitad de la inversión fija bruta va a dar ahí. Es un sector que cuenta casi una quinta parte del PIB, aunque su crecimiento promedio es relativamente mediocre. Entre 1991 y 2008, la clase económica que INEGI llama "Servicios inmobiliarios" creció en promedio 2.5% al año, muy parecido al crecimiento insuficiente de la economía nacional. Muchas veces he pensado que invertimos demasiado en ese sector, y muy poco en otros sectores que podrían generar más crecimiento.
La razón por la cual los mexicanos invertimos en masa en el mercado inmobiliario, es el riesgo. Los activos inmobiliarios, al menos en nuestra mente, parecen tener menos riesgo que la Bolsa y que las pymes. Después de la crisis financiera el 2008, hubo una importante inflación de activos inmobiliarios. Si entraste al mercado en ese momento antes de la crisis, le agregaste un cero a la derecha al valor de tu propiedad. Si entraste mero en la crisis, al menos multiplicaste el valor por tres.
El esfuerzo concertado de los bancos centrales del planeta por inyectarle liquidez a todas las economías, cambió el precio relativo de activos escasos y caros. Los activos inmobiliarios son el ejemplo claro de esto. La gente se movió en masa de instrumentos financieros a la tierra y el tabique, los almacenes de valor más tradicionales. Por eso, los activos inmobiliarios son un importante constructor de patrimonio familiar. A las familias que compran activos inmobiliarios, al final de la vida les va un poco mejor que a aquellos que no lo hicieron. Los mexicanos preferimos meterle todo a nuestra casa, que a nuestro seguro de vida o a nuestra Afore.
México es un mercado de tierra subdesarrollado. En la parte urbana hay mucha incertidumbre y corrupción alrededor del uso del suelo. En la parte rural, hay mucha incertidumbre respecto a la propiedad, debido al ejido, nuestra herencia de la revolución mexicana. Si queremos que haya menos desposeídos y gente en la más absoluta pobreza, necesitamos un mercado de tierras dinámico.
Para tener un mercado de tierra dinámico, es necesario tener un predial más alto, de manera que quien no pueda destinar la tierra a sus usos más productivos, tenga un incentivo a vender, y no a acumular la tierra. También necesitamos más transparencia en el derecho ejidal, en el registro público de la propiedad, y mucha más competencia en servicios notariales. Todo esto queda en la cancha de los gobernadores y de los presidentes municipales. El gobernador que entienda esto, y dinamice el mercado inmobiliario de su Estado, creará un pedazo de México mucho más competitivo que el resto.