Así es como los líderes modernos pueden cultivar una mentalidad de crecimiento en sus equipos A medida que las resoluciones de Año Nuevo empiezan a desvanecerse, este artículo anima a los líderes a adoptar estrategias prácticas para apoyar a sus equipos y hacer crecer la empresa.
Por Jason Hennessey
Key Takeaways
- Crea una cultura de seguridad y diálogo abierto: tu equipo es más propenso a desarrollar una mentalidad de crecimiento si fomentas un entorno donde se sientan seguros para expresarse, asumir riesgos y compartir sus opiniones sin temor a ser criticados.
- Rompe con la mentalidad de habilidades fijas: los líderes que creen que las habilidades son innatas e inmutables (mentalidad fija) limitan las oportunidades de crecimiento y desarrollo de los empleados. Mejor adopta una orientación basada en el aprendizaje, donde el esfuerzo, el progreso y el aprendizaje sean recompensados de forma más explícita.
- Practica el liderazgo situacional: el liderazgo efectivo requiere adaptabilidad, lo que significa ajustar tu enfoque según el contexto y las necesidades de tu equipo.
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La psicología organizacional y del comportamiento tiene mucho que enseñarnos sobre cómo ser un gran líder. Investigaciones recientes revelan que el liderazgo moderno no se trata de gobernar con mano de hierro, sino de cultivar una atmósfera donde los miembros del equipo se sientan apoyados y valorados.
Esto no es solo "ciencia blanda". Existen principios psicológicos bien documentados que, cuando se aplican correctamente, pueden aumentar la satisfacción de los empleados, fomentar la innovación y la motivación, lo que lleva a una mayor eficiencia y crecimiento empresarial.
Entonces, ¿cuáles son estos principios y cómo pueden los líderes modernos ponerlos en práctica?
Crea una cultura de seguridad y diálogo abierto
Tu equipo tiene más probabilidades de desarrollar una mentalidad de crecimiento si se siente seguro para expresarse, asumir riesgos y compartir opiniones sin temor a ser criticado.
Amy Edmondson introdujo el concepto de seguridad psicológica en su libro The Fearless Organization, afirmando que las personas son más innovadoras y están más comprometidas cuando trabajan en un entorno de apoyo. Cuando los empleados confían en que sus contribuciones serán valoradas en lugar de descartadas, es más probable que colaboren, experimenten y afronten desafíos, lo cual es clave para fomentar un entorno de trabajo orientado al crecimiento.
Muchos líderes dicen querer una cultura innovadora, pero sin darse cuenta bloquean nuevas ideas con resistencia o escepticismo. En cambio, el liderazgo moderno promueve el diálogo abierto e incluso recompensa a los empleados por asumir riesgos, reconociendo que los errores son parte del proceso de aprendizaje.
Establece una cultura de "no culpabilidad" que fomente las ideas frescas y el aprendizaje continuo. Anima a tu equipo a compartir abiertamente, brindar retroalimentación constructiva y asumir riesgos. Este tipo de entorno impulsa el crecimiento empresarial, ya sea lanzando nuevos productos, expandiéndose a nuevos mercados o simplemente encontrando formas más eficientes de trabajar.
Rompe con la mentalidad de habilidades fijas
El trabajo de Carol Dweck sobre la mentalidad de crecimiento versus la mentalidad fija se centra en la creencia de un individuo sobre si las habilidades pueden desarrollarse (crecimiento) o si son innatas e inmutables (fija). En otras palabras, los líderes con una mentalidad fija podrían pensar que algunos miembros del equipo "o lo tienen o no lo tienen", lo que limita las oportunidades de desarrollo y crecimiento.
El ejemplo más evidente de esto ocurre cuando un empleado tiene problemas de desempeño y es despedido rápidamente porque ya no encaja en la organización. Aunque esto a veces es justificable, en muchos casos, las organizaciones no brindan las oportunidades de capacitación y desarrollo necesarias para que el empleado pueda mejorar.
Esta orientación basada en el "desempeño" tiene fallas inherentes. Un enfoque más moderno (y, me atrevería a decir, mejor) es adoptar una orientación basada en el aprendizaje, donde el esfuerzo, el progreso y el aprendizaje sean recompensados de manera más evidente.
Al priorizar el aprendizaje sobre la perfección, los empleados se vuelven más resilientes y comprometidos, al mismo tiempo que construyen confianza en el liderazgo. Más importante aún, se establece un tono para un entorno laboral orientado al crecimiento, uno donde la innovación prospera y se fomenta la mejora continua.
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Practica el liderazgo situacional
El liderazgo situacional es un marco que anima a los líderes a adaptar su enfoque según el contexto y las necesidades de su equipo. Desarrollado por el científico del comportamiento Paul Hersey, este concepto sostiene que el "estilo" de liderazgo debe ser flexible y adaptable, en lugar de rígido o fijo.
Esto implica saber alternar entre comportamientos directivos y de apoyo, según lo requiera la situación. Por ejemplo, podrías adoptar un enfoque más práctico y directo con un nuevo integrante que necesita orientación constante, mientras que con un empleado experimentado y autónomo, podrías optar por un estilo más permisivo y de delegación.
Para practicar el liderazgo situacional, evalúa las competencias clave de tu equipo, sus niveles de confianza y su preparación para afrontar tareas específicas. Ajusta tu enfoque de liderazgo según el estilo de aprendizaje de cada empleado, ya sea ofreciendo orientación instructiva, apoyo motivacional o una delegación más directa.
Algunos podrían temer que esto los haga parecer líderes indecisos, pero el liderazgo situacional no significa liderar sin convicción o fortaleza. De hecho, la adaptabilidad es una fortaleza en sí misma, y un líder que ajusta su enfoque según las necesidades de su equipo demuestra conciencia y una gran inteligencia emocional.
Esta sintonía será bien valorada por tu equipo, haciéndolos sentir más motivados y apoyados al recibir el respaldo personalizado que necesitan para desempeñarse mejor.
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Lo que la ciencia nos enseña sobre el liderazgo moderno
El liderazgo moderno adopta principios psicológicos comprobados para encontrar nuevas formas de relacionarse con el equipo y fomentar una mentalidad de crecimiento. Estos principios destacan la adaptabilidad, la inteligencia emocional y la confianza. Basándose en conceptos como el liderazgo situacional y la seguridad psicológica, los líderes efectivos pueden adaptar su enfoque para satisfacer las necesidades únicas de su equipo. Esto crea un entorno donde la innovación y el aprendizaje prosperan y son valorados.
La ciencia detrás de estas estrategias demuestra que el liderazgo no se trata de control rígido, sino de flexibilidad y empatía. Esto inspira resiliencia, compromiso e innovación, beneficiando tanto al equipo como a la organización en su conjunto.
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