La mayoría de las personas odian este estilo de liderazgo: así es como puedes evitarlo No seas un líder que socave la toma de decisiones efectivas y dañe las relaciones.
Por John Rampton
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Todos los líderes pueden enfrentarse a situaciones que provocan pánico. Es algo natural; estamos programados para apanicarnos. Con el tiempo, hemos desarrollado este instinto para reaccionar cuando vemos algo inesperado, sorprendente o extraño.
Hay momentos en los que este instinto también se manifiesta en el lugar de trabajo. Ya sea por una dura retroalimentación, un correo electrónico agresivo o un simple rumor, una sobrerreacción inmediata es posible y bastante común. Al mismo tiempo, nuestra primera reacción es asumir el peor de los escenarios, y como líderes, eso nos puede llevar a tomar malas decisiones. Si no lo controlas, puedes adoptar este estilo de liderazgo que tendrá consecuencias en tu capacidad para inspirar y gestionar.
Este tipo de liderazgo se llama "liderazgo por pánico". Suele ocurrir cuando las decisiones se toman debido a la urgencia, el miedo o la presión abrumadora. Para prosperar y asegurar un ambiente de trabajo efectivo, necesitas comprender el liderazgo por pánico, cuándo puede ser necesario y cómo recuperarte de él.
¿Qué es el liderazgo por pánico?
Es un estilo de liderazgo que toma acciones impulsadas más por el miedo y la urgencia que por el pensamiento racional y la planificación estratégica. Es un estilo de liderazgo reactivo.
Los líderes que se ven atrapados en el liderazgo por pánico se la pueden vivir apagando incendios, tomando decisiones basadas en información incompleta y priorizando soluciones rápidas en lugar de soluciones sostenibles. Esto, a largo plazo, puede dañar tanto al líder como a la organización.
Aunque el liderazgo por pánico no siempre implica un mal liderazgo, puede ser perjudicial. Después de todo, incluso bajo presión, la capacidad de tomar decisiones rápidas y estratégicas es esencial. Sinceramente, es cuando se vuelve más importante. Los líderes deben ser capaces de equilibrar la urgencia con la estrategia.
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¿Cuándo ocurre el liderazgo por pánico?
La aparición del liderazgo por pánico generalmente está asociada con altos niveles de estrés o incertidumbre, como en:
- Crisis impredecibles o abrumadoras. En situaciones caóticas, complejas y difíciles, los líderes pueden reaccionar de manera impulsiva y recurrir a acciones que normalmente no tomarían.
- Falta de una dirección clara o preparación. Para los lideres puede ser difícil tomar decisiones informadas si sus organizaciones carecen de planes de contingencia y canales de comunicación adecuados.
- Cambios rápidos. Los líderes pueden tomar decisiones impulsivas durante cambios importantes en una organización, como fusiones y adquisiciones.
- Miedos o ansiedad personales. Aquellos que se sienten ansiosos o temerosos pueden proyectar esos sentimientos en sus decisiones.
- Falta de confianza. Para compensar la falta de confianza en sus habilidades o en su equipo, los líderes pueden recurrir al liderazgo por pánico.
¿Cuáles son las características del liderazgo por pánico?
El liderazgo por pánico tiende a ir acompañado de una mayor ansiedad y estrés, lo que nubla el juicio. La frustración y la impaciencia también pueden llevar a tensiones en las relaciones con su equipo. Además, una sensación generalizada de urgencia puede llevar a un enfoque reactivo en lugar de proactivo al resolver problemas.
Los líderes agobiados por el pánico pueden también recurrir a culpar a otros, evitando la responsabilidad al señalar a los demás, lo que puede tensar las relaciones con su equipo. Además, la presión de la situación puede llevar a la microgestión. Esta pérdida de perspectiva suele resultar en acciones irracionales o extremas. Las fallas en la comunicación son otro sello distintivo del liderazgo por pánico, pues el miedo y la incertidumbre obstaculizan el intercambio efectivo de ideas, agravando los desafíos que enfrenta el equipo.
Estos problemas pueden llevar a una disminución de la moral de los empleados y a un aumento en la rotación de personal. Los cambios frecuentes de dirección y la falta de comunicación clara pueden hacer que los empleados se sientan infravalorados e inseguros. Los empleados pueden agotarse en un entorno de alta presión impulsado por el pánico. Los líderes cuyas reacciones son constantemente de pánico pueden dañar tanto su reputación como la reputación de su organización.
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El liderazgo por pánico también puede impactar visiblemente la vida personal del líder. Un período prolongado de pánico puede hacer que lidiar con la vida cotidiana sea extremadamente difícil. Además de afectar tu liderazgo, esto también puede llevar a la depresión. En algunos casos, los líderes pueden incluso recurrir al abuso de sustancias como un medio poco saludable de afrontamiento.
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¿Cuándo puede ser necesario el liderazgo por pánico?
Aunque el liderazgo por pánico generalmente se percibe como algo negativo, puede ser necesario en algunas situaciones. Ante una crisis, como un desastre natural, una recesión o una operación crítica que salga mal, los líderes deben actuar rápidamente para evitar más daños. La capacidad de tomar decisiones rápidas durante estas situaciones puede marcar la diferencia entre la supervivencia y el fracaso.
Por ejemplo, en los primeros días de la pandemia de COVID-19, muchos líderes tuvieron que tomar decisiones rápidas. La situación requería acción inmediata y pensamiento ágil, incluso si el liderazgo por pánico era necesario. Sin embargo, tan pronto como sea posible, se debe regresar a un enfoque más equilibrado y estratégico. Analiza las decisiones tomadas en un momento de pánico para asegurarte de que las acciones resultantes sigan siendo la mejor opción, y realiza cambios según sea necesario.
Aunque el liderazgo por pánico a veces puede ser útil, también puede ser riesgoso. Los líderes que dependen de este estilo pueden acostumbrarse a tomar decisiones en un estado de urgencia. Como resultado, los líderes deben reconocer cuándo están cayendo en el liderazgo por pánico y mitigar sus efectos.
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¿Cómo corregir el liderazgo por pánico?
¿Te encuentras atrapado en un ciclo de liderazgo por pánico? Si es así, puedes tomar varias medidas para lograr un estilo de liderazgo más estable y efectivo.
- Detente y reflexiona. Antes de tomar cualquier decisión, da un paso atrás y evalúa la situación.
- Gestiona tu estrés practicando la atención plena. Mantén la mente clara, aunque estés presionado, desarrollando técnicas de manejo de estrés. Por ejemplo, practicar la regla 3-3-3 puede ayudarte a mantenerte en el momento presente para reducir la ansiedad.
- Vuélvete más consciente de ti mismo. Cuando enfrentes una crisis, es crucial mantener una perspectiva clara. Evalúa tus limitaciones honestamente y el alcance del problema. Reconoce que en el calor del momento, nada de lo que un líder individual haga puede resolver toda la situación. Es mejor actuar desde tu yo más fuerte y calmado que tomar la primera acción reactiva e inmediata.
- Desarrolla un plan de gestión de crisis. Planear con anticipación puede ayudarte a responder a las crisis de manera calmada y efectiva.
- Establece una red de apoyo. Asegúrate de rodearte de personas capaces y experimentadas, como colegas, mentores o profesionales de la salud mental, que puedan apoyarte en tus esfuerzos.
- Fomenta una cultura de calma. Promueve una cultura laboral que valore la toma de decisiones reflexiva, incluso en tiempos de crisis.
- Pide opiniones y retroalimentación. Para prevenir decisiones impulsivas, promueve una comunicación abierta.
- Aprende de los errores del pasado. Reflexiona sobre ejemplos previos de liderazgo por pánico e identifica lo que salió mal.
- Desarrolla resiliencia. Fomenta la resiliencia dentro de ti y tu organización promoviendo una cultura de adaptabilidad, aprendizaje continuo y pensamiento positivo.
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Conclusión
Cuando te enfrentas a situaciones de alta presión, el liderazgo por pánico puede obstaculizar la toma de decisiones efectiva. Ocasionalmente, puede ser necesario actuar de inmediato, pero no debería convertirse en la norma. Para mantener el éxito a largo plazo, reconoce las señales de pánico y sabe cuándo tomar medidas proactivas.
En última instancia, la toma de decisiones debe equilibrarse entre la urgencia y el pensamiento estratégico para garantizar que se tenga en cuenta tanto el presente como el futuro.