Olvídate de tu descripción de puesto — y otras 3 formas en las que los líderes pueden prosperar hoy Con el mundo cambiando más rápido que nunca, los líderes necesitan principios rectores que resistan la prueba del tiempo. Aquí hay cuatro que me han funcionado desde que lancé mi negocio en 2005.
Por Dax Dasilva
Key Takeaways
- Reinvéntate cada año para mantener tu negocio relevante y en crecimiento.
- La cultura no es un beneficio adicional: es la base del éxito duradero.
- Mantén tu obsesión por los clientes para impulsar la innovación y la longevidad.
Las opiniones expresadas por los colaboradores de Entrepreneur son personales

Déjame llevarte de vuelta al año 2005.
Tecnológicamente, era un mundo distinto, el iPod dominaba, y con el iPhone todavía a dos años de distancia, abrir un Motorola Razr te daba estilo. Facebook era una startup desconocida, para muchos, la "nube" seguía siendo solo una cosa en el cielo. ¿Y la inteligencia artificial (IA)? Pura ciencia ficción.
Puede sonar a una historia antigua, pero esa era la realidad cuando inicié mi empresa de punto de venta (POS). En ese entonces, las terminales POS eran cajas registradoras glorificadas: cajas negras torpes con capacidades limitadas. Ahí entramos nosotros, llevando a los minoristas sistemas basados en iMac que simplificaban el cobro y ofrecían información valiosa sobre sus negocios.
20 años después, en la era de la IA, el 5G y las redes sociales 24/7, seguimos creciendo con fuerza.
¿Cómo pueden los fundadores y líderes adaptarse ante el implacable ritmo del cambio? ¿Cuáles son los principios que ayudan a una empresa no solo a sobrevivir, sino a prosperar? Hoy, la capacidad de adaptación es más importante que nunca, dada la incertidumbre económica, la agitación geopolítica y el avance acelerado de la tecnología.
He aquí cuatro lecciones que he aprendido en el camino:
1. Tira, cada año, tu descripción de puesto
Mantener la relevancia del negocio requiere estar dispuesto a asumir nuevos roles. Cuando empezamos, yo era el principal desarrollador de software, y lo disfrutaba muchísimo. Pero pronto aprendí, como dijo un gran escritor, que los emprendedores a veces deben "matar a sus criaturas favoritas". Aunque había estado programando desde los 13 años, tuve que dejarlo para hacer crecer a nuestro equipo de ingeniería y escalar el negocio. Lo mismo ocurrió con otra de mis pasiones: el diseño de interfaces de usuario.
He visto a muchos fundadores convertirse en cuellos de botella para sus empresas porque se aferran a lo que conocen. A medida que una empresa crece y cambia, es esencial adquirir nuevas habilidades. Por ejemplo, cuando hicimos pública la empresa, aprendí todo lo que pude sobre finanzas. Recientemente, he estado enfrentando nuevos retos mientras dejamos atrás la etapa de startup y nos enfocamos en el crecimiento rentable.
2. Enfócate en la cultura, es mucho más importante de lo que imaginas
Para muchas empresas, la cultura es una ocurrencia o simple decoración. Hoy vemos cuán rápidamente abandonan sus políticas de DEI (Diversidad, Equidad e Inclusión) en respuesta a presiones políticas. Pero la cultura está lejos de ser algo superficial.
Cuando lancé nuestra empresa en el Village Gay de Montreal, el equipo original —de solo cuatro personas— pertenecía a la comunidad LGBTQ. Conforme el negocio creció e incorporó personas de todos los orígenes, alentamos a cada uno a ser auténtico.
No importa cómo te veas o cuál sea tu origen. Todos tienen la misma oportunidad en función de sus contribuciones. En nuestra más reciente encuesta anual sobre diversidad, equidad, inclusión y compromiso, más del 85% del equipo dijo que puede ser auténtico en el trabajo.
¿La ventaja de una cultura verdaderamente inclusiva? Las empresas atraen y retienen personas valiosas que quieren construir una carrera. Cuando los empleados sienten que participan y que pueden generar impacto, se comprometen más con el negocio.
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3. Sigue enamorándote de tus clientes
Aún recuerdo con cariño cuando trabajamos, codo a codo, con nuestros primeros clientes: una tienda Mac, una mueblería y un spa. Me contaban qué funciones soñaban tener —formas creativas de cobrar, de dar seguimiento a los clientes y recompensarlos— y yo las programaba directamente en nuestro producto.
Cuando inicias, construir ese tipo de relación de complicidad con los clientes es fácil, el reto está en mantenerla a medida que creces. Mientras más grande se vuelve una empresa, menos tiempo conviven los empleados con quienes realmente usan sus productos o servicios. Perder ese vínculo puede traducirse en una caída de ventas, daño a la marca y menor lealtad.
Por eso, para los fundadores y sus empresas, mantenerse cerca de los clientes vale mucho la pena, les da un gran beneficio: información de primera mano. En lugar de decirles lo que necesitan, les preguntas qué les interesa y cuáles son sus áreas de oportunidad. En mi experiencia, esta es una de las mejores formas de mantener, con el tiempo, el ajuste producto-mercado pues te evita que te alejes de las necesidades reales.
Y seguimos haciéndolo, por ejemplo, organizo regularmente "Table Talks", cenas en las que reúno a nuestros clientes. En uno de estos eventos, la dueña de una tienda vintage me cuestionó sobre la efectividad de los anuncios en redes sociales para atraer compradores. Buscaba una manera de rastrear el retorno de inversión de sus campañas, y eso nos hizo pensar en nuevas funciones.
Poner a los clientes en el centro impacta directamente en las ganancias. En un estudio, las empresas líderes en experiencia del cliente crecieron más del doble que aquellas rezagadas en este aspecto.
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4. Busca inspiración fuera de la empresa
Por mucho que me guste ser emprendedor, no es suficiente. Me di cuenta de que para mantener la energía y el enfoque, necesito alimentar otros aspectos de mi vida. Para mí, cosas como el arte visual y la conservación ambiental son igual de importantes.
Creo que muchos líderes descuidan esta dinámica. El negocio se convierte en su alfa y omega, y hasta se sienten culpables de tener una vida fuera del trabajo. Aunque esto puede dar frutos a corto plazo, no es sostenible. Construir una empresa que perdure por décadas —y no solo unos pocos años— es un maratón. Buscar alimento fuera del trabajo no es un lujo; es una necesidad.
Y, para ser claro, se trata de una calle de doble vía: al dar y expresar mis pasiones, soy capaz de traer nuevas ideas, habilidades y energía al negocio.
La conservación ambiental, por ejemplo, me dio una nueva perspectiva —literal y figuradamente— sobre el trabajo. Para generar conciencia sobre las amenazas en lugares como el Amazonas, decidí empezar a hacer películas, sin tener conocimientos previos de la industria. Producir documentales como Wildcat, ganador del Emmy y centrado en ocelotes en peligro en el Amazonas, resultó ser una clase magistral sobre mentalidad de principiante, adaptabilidad y humildad.
Todo esto me enriqueció como líder. Además de hacerme sentir más seguro al probar mis capacidades en un nuevo terreno, me mostró el poder de pensar en grande y lo que puede lograr un pequeño grupo de personas decididas a lograrlo. No importa cuál sea tu pasión fuera del trabajo, encontrar un modo de expresarla puede ser igual de energizante y reparador.
Para cualquier fundador, mantenerse en el negocio durante 20 años es mucho tiempo.
No hay una fórmula mágica para llegar tan lejos, especialmente cuando los cambios siguen acelerándose. Pero si he aprendido algo en estas dos décadas —desde los celulares plegables hasta la inteligencia artificial— es que los fundamentos no cambian. Mientras las tendencias tecnológicas van y vienen, los mismos principios básicos que me sirvieron como fundador en 2005 siguen siendo válidos en 2025 — y seguirán más allá.
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