Entrevista: Por qué priorizar el bienestar en el mundo laboral actual ya no es opcional Desde empresas hasta emprendedores: superar los desafíos que enfrentan en cuanto al bienestar personal y profesional puede determinar el éxito de las compañías.
Key Takeaways
- Si antes se premiaba al empleado que se quedaba hasta altas horas de la noche, ahora son las empresas con políticas claras de salud mental las que ganan la batalla por el talento.
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Hace una década, hablar de bienestar laboral al interior de las empresas podía ser una conversación incómoda. Hoy, es el tema que define qué empresas atraerán al mejor talento en los próximos años.
El cambio generacional está reescribiendo esa historia. Si antes se premiaba al empleado que se quedaba hasta altas horas de la noche, ahora son las empresas con políticas claras de salud mental las que ganan la batalla por el talento. En muchos casos los candidatos jóvenes, especialmente en sectores con baja oferta de profesionales, como la tecnología, preguntan primero por los programas de bienestar que por el salario.
Pero el fenómeno va más allá de las preferencias individuales. Las cifras muestran que las empresas que ignoran este tema pagan un alto precio. Las organizaciones con culturas laborales tóxicas enfrentan tasas de rotación más altas. El agotamiento no es solo un problema humano; es un problema financiero que le cuesta a las empresas millones de dólares anuales en productividad perdida.
En conversación exclusiva con María Camila Quiñones, Business Advisory Services Delivery Director en Slalom —quien se describe como una estratega apasionada que impulsa el impacto social y medioambiental—, hablamos sobre cómo el equilibrio dejó de ser un beneficio marginal para convertirse en el núcleo de las organizaciones exitosas.
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Revolución generacional: cuando la fuerza laboral prioriza su bienestar
Las oficinas ya no son lo que eran. Mientras antes era bien vista una persona que sacrificaba incluso noches y fines de semana, ahora el bienestar laboral se mide más en torno a ese equilibrio entre lo profesional y la vida personal.
"El equilibrio entre bienestar personal y vida laboral siempre ha sido importante, pero hoy tiene nombre propio. Se ha vuelto más evidente porque ahora reconocemos problemas que antes no vinculábamos directamente al trabajo: depresión, burnout, afectaciones a la salud física... Los excesos laborales, el manejo inadecuado del estrés, terminan dejando secuelas. Hoy es innegable la correlación entre dinámicas laborales que no favorecen el bienestar personal y las consecuencias de ese desequilibrio", comenta María Camila.
Este giro cultural tiene números contundentes. Un estudio reciente de Deloitte revela que tres de cada cuatro millennials preferirían un mejor equilibrio vida-trabajo antes que un aumento salarial. Las empresas que no entiendan este mensaje están pagando un precio alto: según Gallup, las organizaciones con culturas laborales tóxicas enfrentan tasas de rotación hasta un 50% más altas que el promedio.
Pero el impacto va más allá de la retención. Investigaciones de Harvard Business Review calculan que el burnout le cuesta cada año a las empresas $190,000 millones de dólares en pérdida de productividad. "Ya no es un tema de beneficios marginales", advierte María Camila. "Es una cuestión de supervivencia empresarial".
Emprendedores: Los más vulnerables al desbalance
Mientras las grandes corporaciones implementan programas de bienestar, hay un grupo que por lo general continúa operando sin paracaídas: los nuevos fundadores de startups. Por más ilusión que haya, el viaje de un emprendedor suele ser largo y no está libre de obstáculos, sumado a que, en muchas ocasiones, no suele haber un equipo más allá del emprendedor.
"Para el emprendedor, la realidad es cruda: si no produce, no factura. Y sin facturación, todo se viene abajo. Debe ser a la vez comercial, operativo, administrador y experto en regulaciones; todo en una sola persona. Lo que muchos no ven es que 'ser tu propio jefe' en realidad significa trabajar sin descanso, sin la seguridad de un sueldo fijo ni beneficios laborales. No hay programas de bienestar corporativo a los que recurrir, ni vacaciones garantizadas. Esta presión constante, donde tu sustento depende directamente de tu capacidad de entregar resultados, crea un riesgo para el equilibrio personal mucho más severo que en cualquier otro entorno profesional", describe María Camila.
Las cifras develan un panorama alarmante. La fundación Entrepreneurs' Organization reporta que el 72% de los emprendedores enfrentan problemas de salud mental, desde ansiedad hasta depresión clínica. La soledad en la toma de decisiones, la presión constante por facturar y la ausencia de estructuras de apoyo crean una tormenta perfecta.
Esto no solo afecta la salud física y mental de los emprendedores, sino que también compromete el futuro de un proyecto. Los inversores inteligentes ya están mirando los planes de bienestar del equipo fundador con la misma atención que revisan sus modelos de negocio.
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Más que una tendencia: el enfoque en el bienestar realmente funciona
Algunas compañías están transformando el discurso en acciones concretas. Unilever redujo el ausentismo en un 30% tras implementar un programa de atención plena con seguimiento médico real. Spotify permite trabajar desde cualquier país durante dos meses al año, entendiendo que la flexibilidad geográfica es la nueva frontera del bienestar.
La consultora Slalom ha visto este impacto en el crecimiento de la compañía, y otras organizaciones evidencian que los equipos con líderes que practican esta filosofía son más innovadores. "Cuando las personas se sienten cuidadas, no solo trabajan mejor, sino que piensan diferente", concluye María Camila.
Este no es otro artículo sobre tendencias laborales. Es una fotografía de un cambio irreversible. Las empresas que entiendan que el bienestar no compite con los resultados, sino que los hace posibles, serán las que escriban las reglas del nuevo mundo del trabajo.
Como resume María Camila: "El talento ya no elige entre dinero y bienestar. Exige ambos. Y las organizaciones que no lo entiendan, simplemente dejarán de ser relevantes".
La pregunta no es si tu empresa puede permitirse priorizar el bienestar, sino si puede permitirse no hacerlo.