Liderazgo y crianza: 3 lecciones clave para empoderar a la próxima generación Este artículo resalta las sorprendentes similitudes entre el liderazgo y la crianza, mostrando cómo las mismas filosofías se aplican en ambos ámbitos. A través de historias personales, Jessica Abo comparte tres lecciones para crear entornos de apoyo y empoderamiento tanto en el hogar como en el trabajo.
Por Jessica Abo
Key Takeaways
- Acepta los errores como oportunidades de crecimiento.
- Sé curioso antes de señalar con el dedo.
- Prioriza el esfuerzo sobre el resultado.
Las opiniones expresadas por los colaboradores de Entrepreneur son personales

Después de dar una conferencia magistral ante una audiencia de gerentes de distrito y altos ejecutivos, varios asistentes se acercaron a mí para hablar sobre cómo equilibro mis responsabilidades de liderazgo con la crianza de mis hijos. Curiosamente, eran cinco hombres, y sus preguntas me inspiraron a escribir este artículo.
"¿Cómo influye tu filosofía de liderazgo en tu estilo de crianza?", me preguntó uno de ellos.
"Es simple", respondí. "Las filosofías son las mismas".
Les comenté que, tanto como líder como madre, una de mis mayores aspiraciones es empoderar a las personas que me rodean. Para mí, el liderazgo, ya sea en el hogar o en el trabajo, no se trata solo de estrategia y ejecución; se trata de fomentar la resiliencia, incentivar el pensamiento crítico y cultivar la confianza.
Otro líder me preguntó: "¿Puedes compartir algunas de las cosas que enseñas a tus clientes y a tus hijos?"
Esto fue lo que respondí.
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Primera lección: Abraza los errores como oportunidades para crecer
En nuestro hogar, mi esposo y yo vemos los errores como momentos de aprendizaje. Ambos creemos firmemente en criar hijos que sientan que pueden acudir a nosotros cuando cometen un error, en lugar de rehuirnos. Para lograrlo, nos aseguramos de reconocer abiertamente nuestros propios errores, demostrando a nuestros hijos que este es un espacio seguro y enseñándoles que asumir la responsabilidad es una fortaleza, no una debilidad.
Esta lección va más allá del hogar: ya sea en el lugar de trabajo o en la sala de juntas, fomentar una cultura donde las personas puedan aprender de sus errores genera equipos más sólidos e innovadores. Nunca olvidaré cuando una maestra me contó que nuestra hija mayor entró a la escuela y, con orgullo, le gritó a toda la clase: "¡Mi mamá comete muchos errores!"
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Segunda lección: sé curioso antes de señalar con el dedo
Un momento clave en mi camino como madre fue cuando un miembro de mi equipo publicó en LinkedIn el lanzamiento de un nuevo producto. El problema fue que todavía no lo habíamos anunciado. Teníamos una estrategia de marketing en marcha, publicaciones para redes sociales en preparación y una landing page que todavía no estaba activa.
Me encontraba en la cocina cuando mi teléfono comenzó a vibrar con notificaciones de felicitaciones; yo no tenía idea de por qué. Luego vi la publicación. Sentí un vacío en el estómago y solo pude repetir: "Oh no… oh no…" Mi hija estaba a mi lado y notó mi molestia.
"¿Vas a despedirlo?", me preguntó.
"No", respondí. "Antes de hablar con él, necesito entender qué estaba pensando cuando tomó esta decisión."
Antes de dormir, mi hija vio que seguía pensativa.
"¿Qué vas a hacer?", me preguntó.
"Voy a tratar de encontrarle el lado bueno."
Me preguntó qué quería decir eso, así que se lo expliqué.
"Si encuentras el lado bueno y luego descubres uno todavía mejor, ¿ese será tu lado dorado?", preguntó.
"¿Sabes qué? Debería serlo", le dije. "Cuando encuentre el lado bueno, definitivamente voy a intentar encontrar el lado dorado."
Entonces preguntó:
"¿Todas las personas que te conocen vieron esta publicación?"
"No", le respondí.
"Entonces, el lado bueno puede ser que todavía hay muchas personas a las que se los puedes contar."
Y se quedó dormida.
En la crianza, cuando mis hijos cometen un error, no preguntamos: "¿Por qué hiciste eso?". En lugar de ello, damos un paso atrás y preguntamos: "¿Qué estabas pensando?". En el trabajo, he aprendido que abordar las situaciones con curiosidad antes que con culpa lleva a conversaciones más constructivas y a una comprensión más profunda.
Mi equipo y yo salimos fortalecidos de este error, y mi hija pudo ver lo importante que es analizar un error antes de tomar decisiones drásticas. También aprendió una habilidad valiosa: encontrar lo bueno en las cosas, incluso cuando parezca difícil.
Tercera lección: prioriza el esfuerzo sobre el resultado
El éxito no se define solo por los resultados, sino por la dedicación y la perseverancia que hay detrás de ellos. Cuando mi hija presenta con orgullo un proyecto en el que ha trabajado, me concentro en el esfuerzo.
"¡Puedo ver cuánto pensaste en esto! Cuéntame sobre los colores que elegiste."
Este principio también se aplica en el liderazgo. Al reconocer y celebrar el proceso, no solo el logro final, cultivamos una mentalidad de aprendizaje continuo y resiliencia tanto en nuestros hijos como en nuestros equipos.
Liderando el camino
"Gracias", dijeron los papás. "Hoy tomé muchas buenas notas."
"¡Gracias!", respondí. "Eso es uno de los mayores cumplidos que puedes recibir como orador."
Mientras te desarrollas en tu vida en casa y en el trabajo, recuerda que empoderar a los futuros líderes comienza con pequeñas acciones intencionales y conversaciones reflexivas. Creo que en ambos escenarios, es más fácil estallar contra las personas o callarlas, pero sin importar dónde te encuentres, construir un ambiente que valore el aprendizaje, la curiosidad y el esfuerzo ayuda a formar individuos seguros y capaces.