Tu empleo podría ser el verdadero culpable de tu insomnio Un estudio revela cómo el diseño del trabajo afecta la calidad del sueño, exponiendo a trabajadores sedentarios y de turnos nocturnos a mayor riesgo de insomnio.

¿Pasaste toda la noche dando vueltas en la cama y, al sonar la alarma, te sientes más agotado que antes de intentar dormir? Seguramente culpas al café o al estrés del día, pero ¿y si el verdadero culpable es tu trabajo?
Un estudio publicado en el Journal of Occupational Health Psychology revela que las personas con empleos sedentarios tienen un mayor riesgo de padecer insomnio.
"La calidad del sueño es lo más cercano a una bala mágica para la productividad y el bienestar de los empleados, pero el diseño actual del trabajo pone en peligro la salud del sueño", señala la doctora Claire Smith, profesora adjunta de psicología en la Universidad del Sur de Florida y autora principal del estudio.
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¿Cómo el trabajo impacta tu sueño?
La investigación analizó datos de más de 1,000 trabajadores durante un periodo de diez años para entender cómo el diseño del empleo influye directamente en los patrones de sueño. Este concepto incluye factores como la tecnología utilizada, los niveles de actividad física y los horarios laborales.
Al inicio del estudio en 2004 y nuevamente en 2014, los participantes informaron sobre sus hábitos de sueño a través de seis indicadores clave: duración, regularidad, insomnio, siestas, fatiga diurna y tiempo para conciliar el sueño.
Los resultados revelaron tres perfiles de salud del sueño:
- Buenos durmientes: mantienen ciclos de sueño regulares y bajos niveles de cansancio diurno.
- Durmientes con insomnio: sufren ciclos cortos de sueño y altos niveles de fatiga.
- Durmientes de recuperación: dependen de siestas o sueño adicional los fines de semana para compensar patrones irregulares.
Los empleados con horarios no tradicionales, como turnos nocturnos, tienen un 66% más de probabilidades de desarrollar insomnio crónico. Los constantes cambios en los ritmos circadianos dificultan establecer una rutina de sueño saludable.
Peor aún, el 90% de quienes padecen insomnio continúan experimentando síntomas hasta una década después. Estas alteraciones aumentan significativamente el riesgo de enfermedades cardiovasculares, diabetes y depresión.
Según Smith, el estudio incluyó múltiples factores para proporcionar una comprensión integral del problema. Además, el tamaño de la muestra y el seguimiento a largo plazo otorgan un valor excepcional a sus hallazgos.
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