La IA tiene límites: cómo encontrar el equilibrio entre la tecnología y la humanidad El marketing impulsado por inteligencia artificial, rápido y escalable, puede aumentar la eficiencia, pero cuando las marcas sacrifican la empatía por la velocidad, pierden la confianza. Así es como puedes fomentar la lealtad en la era de la automatización.
Por Thomas Helfrich
Key Takeaways
- Aunque la IA y la automatización ofrecen rapidez y eficiencia, depender demasiado de ellas puede hacer que se pierda el toque humano, fundamental para construir la confianza y la lealtad del cliente.
- La personalización ya no es un lujo, sino una expectativa. Pero para que sea auténtica, se necesita una combinación entre inteligencia artificial y sensibilidad humana.
- El futuro del marketing digital exitoso depende de priorizar las conexiones auténticas y el elemento humano, incluso mientras las tecnologías de automatización continúan evolucionando.
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La inteligencia artificial (IA) definitivamente ha cambiado la forma en que hacemos negocios, y en muchos sentidos, para bien. Chatbots que responden en segundos, algoritmos que rastrean tu comportamiento para darte al instante lo que necesitas y automatizaciones que manejan tareas rutinarias más rápido que cualquier equipo humano.
Pero que algo sea rápido no significa que se sienta bien.
La eficiencia es valiosa, pero he visto demasiadas empresas perder el elemento humano que realmente construye confianza y lealtad. Si tu experiencia digital se siente robótica, guionizada o fría, la gente no se quedará, por más "optimizadas" que estén tus plataformas.
En algún momento, la tecnología necesita un latido detrás. De lo contrario, lo único que estás haciendo es automatizar la desconexión.
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Cuando la automatización va demasiado lejos
Sí, la automatización es poderosa. Hace que todo funcione. Los chatbots responden preguntas las 24 horas, las herramientas programan contenido automáticamente y los sistemas rastrean y monitorean el comportamiento del cliente. Pero no debemos ignorar el lado negativo.
Es cierto que el 51% de los consumidores prefieren interactuar con bots en lugar de humanos cuando buscan un servicio inmediato. Pero ¿y si no lo hacen? ¿Qué pasa cuando los clientes se frustran por tener que esperar o repetir lo mismo una y otra vez?
Piensa en toda la experiencia. Cuando cada interacción se siente automatizada, los clientes comienzan a preguntarse si alguien realmente está prestando atención. Los bots no pueden leer el ambiente. No perciben el tono, no detectan la frustración ni comprenden los matices. Así que, aunque la automatización ayuda a escalar, también puede romper la conexión si se depende demasiado de ella.
Tu chatbot puede seguir resolviendo dudas básicas, pero cuando las cosas se complican, pasar a un representante humano hace la diferencia. La mayoría de las personas no espera perfección. Lo que buscan es esfuerzo, atención y una respuesta humana. Cuando eso falta, la tecnología no ayuda — perjudica.
La personalización ya no es un deseo, es una necesidad
La personalización se ha convertido en una expectativa básica, pero no puede depender exclusivamente de la inteligencia artificial.
En 2024, Forbes encuestó a más de 1,000 consumidores en Estados Unidos para su State of Customer Service and CX Study (Estudio sobre el Estado del Servicio al Cliente y la Experiencia del Cliente) y descubrió que el 81% de los clientes prefiere empresas que ofrecen una experiencia personalizada. Además, esperan ese toque personal en todos los canales que utilizan, no solo en la tienda o por correo electrónico.
No es ninguna sorpresa: confirma lo que ya sabemos sobre la personalización. Los clientes quieren un servicio rápido, relevante y considerado, que se sienta hecho a su medida. Pero aquí es donde muchas marcas se equivocan:
Usan la IA para automatizar la "personalización" basándose en clics, aperturas de correos o etiquetas del CRM… y ahí se queda. ¿El resultado? Mensajes genéricos disfrazados con etiquetas personalizadas. Un "Hola [Nombre]" no es lo que las personas consideran un trato cercano.
Sí, la inteligencia artificial ayuda a escalar el conocimiento, pero la verdadera personalización proviene de la conciencia en tiempo real, en esos momentos que no se pueden predecir. Saber que un cliente acaba de llamar al soporte hace cinco minutos cambia la forma en que respondes su siguiente correo. Esto no es algo que la IA, por sí sola, pueda ofrecer. Se necesita juicio, contexto y empatía.
Si eso mejora la experiencia del cliente, permite que tu equipo se salga del guion. Eso es lo que significa humanizar tu estrategia: ser eficiente, pero nunca robótico. Porque la personalización no debería sentirse como una predicción, sino como una consideración real. La IA puede preparar el terreno, pero los humanos cierran el ciclo.
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Haz lo que el algoritmo no puede
La velocidad, los datos y la automatización pueden abrir la puerta, pero la conexión es lo que hace que las personas vuelvan.
Haz preguntas reales
La sección de comentarios es lo más parecido a un focus group en tiempo real. Te ayuda a identificar puntos ciegos.
Pregunta qué dificultades están enfrentando tus clientes, qué les gustaría ver más y qué sienten que hace falta. Ellos te dirán cuando algo no esté funcionando. Si prestas atención, puedes ajustar antes de que el problema crezca.
Valora la retroalimentación de primera línea
Tus mejores ideas no están en los dashboards. ¿Quieres mejorar una funcionalidad? Pregunta a quien recibe las quejas. ¿Quieres escribir mejores textos? Habla con quien escucha las objeciones más frecuentes de los clientes.
Crea un proceso para que los equipos de atención al cliente puedan identificar patrones, compartir retroalimentación e influir en las decisiones. Cuando tu equipo ve que sus aportes dan forma a la marca, se involucra más. Cuando los clientes notan que su voz realmente genera cambios, confían más en ti.
Lidera con tu historia
Según Sprout Social, el 86% de los consumidores considera que la autenticidad es un factor clave para decidir qué marcas apoyar. Por eso el storytelling —sobre todo el honesto, aunque sea imperfecto— genera más confianza que cualquier secuencia de correos bien redactada.
No tiene que ser algo dramático ni perfectamente producido. Algunos de los momentos más poderosos de una marca vienen de contenidos espontáneos: un video grabado con el celular, una mirada a lo que salió mal detrás de escena, o un vistazo rápido a cómo haces tu producto.
La realidad es que los clientes no solo quieren que les vendan algo, quieren establecer una relación con las marcas que eligen. Ver a personas reales haciendo trabajo real transforma esa relación de transaccional a emocional.
Las personas primero, siempre
La inteligencia artificial llegó para quedarse, y eso no es algo malo. Úsala. Automatiza. Optimiza. Pero recuerda: las marcas que realmente prosperarán serán aquellas que sepan escalar la conexión, no solo la automatización.
El futuro digital no es menos humano. Es más intencional.
La próxima vez que lances una campaña de marketing, envíes un correo o respondas un comentario, pregúntate: ¿Esto suena humano? ¿O solo eficiente?