Mookie Betts: la marca personal y la habilidad de jugar al béisbol como un semidios El pelotero no solo es un referente en el béisbol, sino un ejemplo de cómo construir una marca personal auténtica. En un simple gesto, demuestra que el éxito no solo se mide por habilidades, sino por la conexión genuina con el público, una lección clave para cualquier emprendedor que busque dejar una huella.

En el reino del béisbol habitan seres mágicos. Uno de ellos lleva el nombre de Mookie Betts, juega para Los Dodgers de Los Ángeles y no solo fildea y batea como un maestro.
También sabe a quién se debe.
Mookie es una superestrella, pero una que camina con los pies en la Tierra.
En un video que se ha hecho viral en Instagram, se puede ver al beisbolista aflojando el brazo entre entradas, lanzándole la bola desde el campo a un muchacho que está en las gradas del estadio.
El joven lleva su manopla y su playera azul de Los Dodgers de Los Ángeles (así como una gorra de los Red Sox de Boston, el equipo en el que Betts hizo su debut en grandes ligas el 29 de junio de 2014), y concentrado, lanza la pelota una y otra vez en un increíble ritual de unión entre aficionado y atleta.
El intercambio dura solo 30 segundos: tiempo suficiente para dejar huella en la vida de una persona y para establecer (una vez más) el significado de la marca personal del beisbolista.
Porque esto va más allá de las reglas que imperan en el diamante, más allá de las leyes de la física que pueden explicar la razón por la que un hombre de 1.78 metros y 82 kilogramos (por debajo del promedio de las grandes ligas) ha conectado 271 cuadrangulares en su carrera y para muchos ya es considerado un semidios.
Más allá de la imagen de intocables con la que suelen vestirse algunas figuras públicas embriagadas por los humores del éxito.
Lo de Mookie es comprender que si se ha transformado en leyenda, no es solo por sus dotes para jugar al béisbol, sino que porque siempre se muestra humano y accesible.
Si Mookie se ha transformado en una leyenda, no es solo por su habilidad para jugar al béisbol como un semidios. Es porque juega así y se comporta como un ser humano. Alguien que entre innings se puede dar el tiempo para jugar con un muchacho y gozarlo.
Lo más increíble es que su manera de actuar se siente auténtica.
Cuando alguien encarna con tal naturalidad los valores de su marca personal, es cuando sucede la magia. Porque mientras le lanza esa bola una y otra vez a ese muchacho, Mookie solo está siendo Mookie.
Una leyenda.
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