La Suprema Corte de México avala cárcel por usar IA para crear y difundir contenido íntimo sin consentimiento Máximo tribunal valida sanciones de hasta seis años de prisión por manipular imágenes, audios o videos con inteligencia artificial.

El Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) de México aprobó la penalización del uso de inteligencia artificial (IA) para la creación, manipulación y difusión de contenido íntimo de una persona sin su consentimiento.
De acuerdo con Animal Político, la resolución surge a raíz de la impugnación de un decreto emitido en Sinaloa, México, donde se reformó el artículo 185 C Bis del Código Penal del estado para incluir disposiciones específicas sobre el uso de la inteligencia artificial en delitos contra la intimidad sexual.
Tras analizar la controversia, el Pleno, con mayoría de votos, determinó que dichas modificaciones son válidas y que la tipificación del delito es constitucional.
El artículo establece sanciones de tres a seis años de prisión y multas de 500 a 1,000 de salario mínimo para quienes, por cualquier medio, publiquen, divulguen o compartan imágenes, videos, audios o textos de contenido íntimo sin la autorización, voluntaria y deseada de la persona afectada.
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Sin embargo, lo que marcó un punto de debate fue la inclusión del uso de la inteligencia artificial en este tipo de delitos. La reforma contempla las mismas penas para quienes manipulen material visual o sonoro con herramientas de IA con el propósito de crear contenido sexual falso, pero realista, y posteriormente lo difundan o comercialicen sin consentimiento.
Según la definición adoptada en el Código Penal de Sinaloa, inteligencia artificial es cualquier tecnología, aplicación o software que analice y modifique imágenes, audios o videos de manera automatizada.
El gobierno de México había impugnado esta regulación argumentando que la definición de IA en la norma no era lo suficientemente precisa.
Los deepfakes con contenido sexual han sido una problemática creciente a nivel global, afectando a figuras públicas y ciudadanos comunes, quienes ven su imagen utilizada sin su consentimiento en contextos explícitos.
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