El apoyo a la salud mental debe ser una prioridad empresarial — o enfrentar la pérdida de sus mejores empleados El seguro médico y las aportaciones para la jubilación solían ser el estándar de oro para demostrar a los empleados que una empresa se preocupaba por ellos. Pero en la fuerza laboral actual, en constante evolución, hay un área crucial que sigue estando poco desarrollada: la salud mental.
Por Anthony Knierim
Key Takeaways
- Sentirse sobrecargado de trabajo es la segunda razón principal por la que los trabajadores estadounidenses renuncian a sus empleos, solo detrás de un salario insuficiente.
- Un abrumador 84% de los trabajadores estadounidenses siente que las condiciones laborales contribuyen a sus problemas de salud mental, lo que evidencia la necesidad de brindar apoyo emocional en el trabajo.
- Programas estructurados de reconocimiento, capacitación en salud mental para los líderes y una integración real entre la vida personal y laboral son estrategias clave para combatir el agotamiento y fomentar el bienestar.
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Históricamente, las empresas abordaban la salud mental en el lugar de trabajo mediante un acceso limitado a consejería o estipendios de bienestar. Lo que antes se consideraba un asunto personal, tratado discretamente a través de los Programas de Asistencia al Empleado (EAP, por sus siglas en inglés), hoy ha pasado a ocupar un lugar central.
El agotamiento, la desconexión y la rotación laboral están alcanzando niveles récord, especialmente entre los empleados más jóvenes. Nuestra encuesta sobre el bienestar de los trabajadores estadounidenses reveló que el exceso de trabajo es actualmente la segunda causa principal por la que las personas renuncian, solo por detrás de una remuneración insuficiente.
He experimentado el burnout en carne propia. La verdad es que, hoy en día, el mundo se siente agotador. Estamos inmersos constantemente en ciclos económicos, políticos, empresariales, de ventas… lo que sea. Si a eso le sumamos las responsabilidades personales que nos esperan en casa, no es de extrañar que tantos nos sintamos al límite. Según un informe, tres de cada cuatro trabajadores en Estados Unidos afirman haber enfrentado problemas de salud mental, y el 84% señala que las condiciones laborales han contribuido a esos desafíos.
El burnout no ocurre en el vacío. Suele ser el resultado de un estrés prolongado, la desconexión o la sensación de no ser valorado. Está estrechamente vinculado con la ansiedad, la depresión y el agotamiento emocional. Estos problemas no se quedan dentro del horario laboral; siguen a las personas hasta su hogar y afectan todos los aspectos de su vida.
Cuando los empleados no se sienten mentalmente respaldados en su entorno laboral, su bienestar general se ve afectado. A medida que las fronteras entre el trabajo y la vida personal se desdibujan, brindar apoyo a la salud mental en el trabajo se ha convertido en una parte esencial de cualquier estrategia significativa de bienestar.
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Herramientas para afrontar el burnout
Lo que me ha ayudado a navegar el agotamiento y el estrés del entorno actual no ha sido un gran truco de productividad, sino una lección silenciosa de mi hija de un año, Sloan, quien con su alegre sencillez y su presencia me enseña en todo momento.
Ella me inspira a buscar más de esos momentos en cada relación o experiencia que tengo en la vida, y el trabajo es una gran parte de eso. Esa comprensión ha transformado la forma en que abordo todo, porque si queremos hablar en serio sobre el bienestar de los empleados, debemos empezar por hacer espacio para esos momentos humanos.
Una de las acciones más valiosas que las empresas pueden tomar para ayudar a sus empleados a enfrentar el burnout es crear espacios —literal y mentalmente— que les permitan bajar el ritmo. Las mejores ideas no surgen en reuniones interminables por Zoom, sino durante una caminata, haciendo ejercicio o en un momento de calma en el que la mente puede divagar.
Las empresas pueden fomentar descansos reales para comer, proteger horas libres de reuniones o simplemente dar el ejemplo mostrando que está bien desconectarse al final de la jornada. Las personas necesitan tiempo para pensar, respirar y simplemente estar, sin la presión de producir constantemente.
Hablar abiertamente sobre salud mental
Hablar sobre salud mental en el trabajo sigue siendo un desafío. Incluso en los entornos más comprensivos, los estigmas persistentes hacen que abrirse pueda sentirse riesgoso. He aprendido que la mejor forma de romper esa barrera es predicar con el ejemplo.
Trato de ser abierto y transparente sobre mi propio recorrido, que —como el de la mayoría de las personas— sigue en curso. Hablo sobre cómo he trabajado con terapeutas, coaches y otras herramientas que me han ayudado a entender mejor mi salud mental y emocional, así como de algunas de las dificultades que he enfrentado en el camino. El objetivo no es compartir en exceso, sino crear un espacio donde esté bien ser humano.
Quiero que nuestra cultura refleje ese tipo de apertura, desde el liderazgo hasta cualquier miembro del equipo. Incluso si alguien no se siente listo para compartir, el simple hecho de saber que no está solo puede hacer una gran diferencia.
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Integración entre la vida personal y el trabajo
Nuestra investigación ha demostrado que la cantidad de control que los empleados tienen sobre su trabajo impacta significativamente en lo valorados que se sienten. La integración entre la vida personal y laboral ayuda a que los empleados se sientan más en control porque reconoce que la vida no se detiene cuando empieza la jornada laboral.
Cuando las personas pueden organizar sus horarios de acuerdo con como realmente viven —como salir a caminar entre reuniones, recoger a sus hijos por la tarde o darse una hora para concentrarse antes de que inicie el día—, eso transmite que se confía en ellas para trabajar con autonomía y que su tiempo y energía son respetados. No se trata de lograr un equilibrio perfecto todo el tiempo, sino de darles el espacio necesario para que el trabajo se adapte a su vida.
Como líder en nuestra empresa, estar "disponible" con mayor frecuencia viene con el rol. Por eso, la integración vida-trabajo para mí funciona por etapas. Hay momentos del mes o del año que son más intensos que otros, y todo se encuentra en constante cambio.
Paso mucho tiempo reflexionando sobre el futuro o resolviendo desafíos del negocio mientras hago ejercicio (para mí es una forma de meditación) o durante los fines de semana, cuando algo suele estar gestándose en silencio en el fondo de mi mente. Encuentro inspiración o respuestas en otras experiencias de la vida.
Eso puede sonar como si siempre estuviera trabajando, pero no lo veo así. He cambiado el tiempo que antes dedicaba a estímulos vacíos —como ver televisión al azar o hacer scroll sin parar— por una forma de pensar más profunda y una vida más consciente. Cuando encuentras maneras de integrar tu vida personal y profesional en tus propios términos, estar "encendido" ya no se siente como una carga. Comienza a sentirse como propósito.
Reconocimiento y compromiso
Más de uno de cada tres empleados (34%) señaló que el reconocimiento a sus contribuciones es una de las claves para mejorar su bienestar. Sin embargo, dos de cada cinco empleados no recuerdan haber recibido ningún tipo de reconocimiento por parte de su gerente en el último año. Para ayudar a los líderes con agendas saturadas, las empresas deben implementar programas claros de reconocimiento que destaquen las contribuciones individuales. La clave está en la especificidad: en lugar de un genérico "buen trabajo", se trata de que los líderes resalten el esfuerzo, la creatividad o la colaboración detrás del resultado.
Además del reconocimiento, muchos gerentes no se sienten preparados para brindar un apoyo significativo. Las organizaciones deberían ofrecer capacitaciones en salud mental para ayudarles a identificar señales de burnout, facilitar conversaciones más allá del desempeño y dirigir a los empleados hacia los recursos disponibles. También se les debe alentar a que prediquen con el ejemplo: tomando descansos, priorizando su propio bienestar y estableciendo expectativas claras que favorezcan un entorno mentalmente saludable.
En última instancia, las organizaciones más exitosas de la próxima década serán aquellas que no vean el bienestar como una iniciativa aislada, sino como un motor clave del compromiso, la retención y el rendimiento de sus equipos. Construir una cultura en la que las personas se sientan vistas, apoyadas y libres para mostrarse tal como son requiere esfuerzo constante, conversaciones honestas y la disposición de replantear las viejas formas de trabajar.
También requiere empatía, especialmente desde el liderazgo. Cuando creamos espacios para que las personas desaceleren, se expresen y se sientan valoradas más allá de sus resultados, estamos construyendo lugares de trabajo donde realmente pueden florecer.
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