El arte de una siesta: cómo dormirte para encontrar tu camino hacia la máxima productividad Ya sea que estés apuntando a las finales de la NBA o haciendo crecer tu negocio, una siesta rápida puede ser tu arma secreta.

Los atletas profesionales son conocidos por sus rituales previos a un juego. En la NBA, LeBron James lanza tiza al aire (supuestamente un gesto a la leyenda de Michael Jordan), mientras que Kevin Garnett golpeaba su pecho hacia la multitud y luego daba un golpe en el soporte de la canasta, y Dwyane Wade hacía tres dominadas en el aro de la canasta. Aunque muchos rituales son tan únicos como los propios jugadores, una práctica ampliamente aceptada por los jugadores profesionales de basquetbol es la siesta antes del partido. LeBron James, Derrick Rose y el fallecido Kobe Bryant eran todos "siesteros" seriales, y no es una coincidencia: la investigación ha demostrado que ese tipo de descanso mejora el rendimiento, incluyendo la conciencia perceptual. El comisionado de la NBA, Adam Silver, llegó a decir: "Todos en la oficina de la liga saben que no deben llamar a los jugadores a las 3:00 de la tarde".

A pesar de esto, "dormir en el trabajo" sigue teniendo una connotación negativa. Especialmente en el mundo de las startups, donde los emprendedores no ocultan su dedicación extrema, una siesta durante el día parece contradecir a una cultura de trabajo intensivo profundamente arraigada, pero una siesta en horas de oficina puede ser muy efectiva para mejorar la salud en general, incluyendo el combate contra el ya muy común fenómeno del agotamiento o burnout. Según informes de Harvard Business Review, los estudios sugieren que hasta un 61% de los profesionales estadounidenses sienten que están al borde del agotamiento, y según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (Centers for Disease Control and Prevention), la fatiga le cuesta a las empresas estadounidenses hasta $218,000 millones de dólares al año en productividad reducida y ausencia de los trabajadores debido a problemas de salud relacionados.

En Jotform, trabajamos duro (a veces en sprints durante hack weeks, por ejemplo), pero como CEO y firme creyente en el poder de una siesta, también cultivo un ambiente en el que descansamos intensamente.

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Aquí te comparto una mirada más cercana a la mejor manera de tomar una siesta al mediodía para aumentar tu productividad.

Cuando se trata de descansar, nos enfrentamos a una paradoja. Según la investigación, los mejores momentos para que nuestro cuerpo y nuestra mente se recuperen suelen ser cuando es menos probable que lo hagamos. (Conoces la sensación: estás agotado, pero tu mente está acelerada y el sueño no llega fácilmente.) La mejor manera de abordar este conflicto es armarte con un plan de ataque: sé estratégico acerca del tiempo de descanso de la misma manera en que planificas un día de trabajo.

1. Usa un temporizador

Si alguna vez te has quedado dormido un par de horas, pero te has despertado sintiéndote adormilado y sin motivación, sabes que realmente puede haber demasiado de algo bueno. Los expertos recomiendan usar un temporizador para alcanzar el punto ideal de duración. El período ideal para una siesta energizante es de 20 a 30 minutos. Si el día está muy agitado, incluso diez minutos pueden ayudarte a detener el estrés. Como defensor de la automatización, recomiendo usar una aplicación de calendario para "agendar" este tiempo, es una forma más de liberar a tu memoria.

2. Descansa temprano en el día

Una siesta al mediodía es una manera perfecta de complementar el sueño que estás obteniendo (o no) durante la noche. Sin embargo, no debería perturbar el sueño nocturno. Por eso los expertos recomiendan tomar la siesta temprano durante el día.

Por supuesto, todos tenemos horarios diferentes. Para una persona matutina, las 2:00 p.m. podrían ser el mediodía, pero para un búho nocturno, podría ser más cerca de las 5:00 p.m. Como dijo la Dra. Sara Mednick, neurocientífica cognitiva de la Universidad de California en Irvine, a The Guardian, las siestas se ajustan idealmente a nuestro ritmo circadiano (el ciclo de 24 horas de nuestros cuerpos). El momento en que la energía disminuye —la temperatura corporal disminuye, los procesos cognitivos no son tan intensos y te encuentras tomando una taza de café— es un buen momento para una siesta.

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3. Sé flexible

Claro, algunas personas prolíficas han sobrevivido con poco sueño. Margaret Thatcher famosamente dormía menos de cinco horas por noche, al igual que Julio César, Napoleón Bonaparte, Thomas Jefferson y Marie Curie. Para Thomas Edison, la cantidad ideal era de alrededor de cinco horas. (Por otro lado, tal vez ellos habrían sido todavía más exitosos si hubieran encontrado tiempo para más horas de sueño. Nunca lo sabremos). Pero si la gran mayoría de los expertos en sueño y salud tienen algo que decir al respecto, estas personas son rarezas del éxito y debes apuntar a dormir entre siete horas y media a ocho horas por noche.

Nick Littlehales es un entrenador de sueño deportivo de élite que ha trabajado con el Manchester United, el Real Madrid y el equipo británico de ciclismo, y le dijo a The Guardian que deberíamos apuntar a siete horas y media en cada ciclo de 24 horas, repartidas entre el sueño nocturno y el diurno. Entonces, si duermes solo seis horas una noche, date un sueño diurno más largo. Si logras dormir siete horas, planea una siesta energizante rápida. La flexibilidad es clave.

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4. Date el tiempo

Cuando se trata de encontrar tiempo para una siesta, un comentario común que suelo escuchar es: "¿De dónde saco el tiempo?" Al comienzo de mi trayectoria como emprendedor, habría dicho lo mismo. Mis días eran como interminables sprints en una rueda de hámster, y detenerme para tomar una siesta habría sido impensable... hasta que adopté una mentalidad de automatización.

Poco a poco comencé a automatizar tareas repetitivas como procesar recibos, facturación y filtrado de correo electrónico. Más tarde, comencé a planificar los días en flujos de trabajo discretos y seguí buscando oportunidades para automatizar, desde asignar tareas hasta programar reuniones. También alenté a mis empleados a hacer lo mismo, y ya sea al confirmar detalles de los clientes o enviar correos electrónicos personalizados de seguimiento, resultó que había herramientas y aplicaciones disponibles para hacer que una variedad de procesos fueran más eficientes. Pronto todos nuestros sistemas funcionaban mejor y me encontré con un excedente de tiempo (y energía mental) para tareas más significativas, incluyendo el tan necesario descanso. Fue una mentalidad de automatización lo que me llevó allí.

Como propietario de un negocio, una de las lecciones más difíciles y valiosas que he aprendido es que para hacer más y tener un mayor impacto, a veces tenemos que hacer menos. Eso parece contradictorio a primera vista, pero ser proactivo en cuanto a darte el tiempo para no hacer nada más que cerrar los ojos durante 20 a 30 minutos en última instancia puede ayudarte a ser más productivo y mucho más feliz y saludable.