Impulsadas por la inteligencia artificial las granjas de contenido se están quedando con porcentaje importante de la publicidad programática Estos sitios no son nuevos, pero apoyados por la inteligencia artificial, ahora les resulta mucho más fácil y económico generar sus contenidos.
Por Eduardo Scheffler Zawadzki Editado por Eduardo Scheffler Zawadzki
Usuarios que le dan instrucciones a herramientas como ChatGPT para crear decenas de artículos al día, suben a diversos blogs y sitios contenido sin pasión, sin voz propia y sin sentido buscando generar tráfico y monetizarlos con campañas de publicidad programática.
Según un artículo publicado por MIT Technology Review, más de 140 marcas están pagando por anuncios que han aparecido en estos sitios de mala calidad gracias a redes publicitarias programáticas que entregan los anuncios de sus clientes de manera automatizada buscando una audiencia que empate con la que ellos han definido previamente.
Son sitios diseñados para atraer clics. Tocan temas polémicos y morbosos y entregan la información poco a poco, buscando que el usuario dé otro clic para desplegar más impresiones publicitarias.
Este tipo de sitios no son nuevos y existen desde antes de que se popularizara el uso de las herramientas de inteligencia artificial (según el artículo de MIT Technology Review, aproximadamente $13,000 millones de dólares de publicidad programática terminan en sus manos), pero a sus creadores ahora les resulta mucho más fácil y económico generar sus contenidos. Antes alguien los tenía que escribir; ahora es una máquina la que está detrás del proceso y la apuesta es que cada vez surjan más sitios de este tipo capaces de publicar cientos (si no es que miles) de artículos nuevos en un solo día.
La cruzada en contra de las granjas de contenido
En febrero de 2011 Google hizo una enorme actualización a su algoritmo buscando erradicar de los resultados de búsqueda a las llamadas granjas de contenido. Estas eran páginas web que plagiaban de manera masiva contenidos de otros sitios para presentarlos como propios y, gracias al volumen de artículos que publicaban cada día, obtener posicionamiento en los primeros lugares de los resultados de búsqueda.
Conocido como Panda (en honor a Navneet Panda, el ingeniero que lo ideó), el algoritmo cumplió con su cometido y se estima que en ese momento afectó al 12% de los resultados de búsqueda. Uno de los factores que Panda tomó en cuenta y a los que Google comenzó a darles mayore peso fueron los links que apuntaban hacia un sitio y el prestigio que estos tenían.
En ese momento el buscador resolvió el problema, pero han pasado más de doce años desde Panda y el entorno digital hoy es distinto, con nuevos jugadores y herramientas en el panorama. La llegada de la IA obliga a mirar las reglas y criterios para que en casos como el de la publicidad programática haya manera de dejar fuera de la jugada a aquellos que utilizan a la IA para generar ruido: contenido de mala calidad que no aporta valor ni a los usuarios ni a las marcas que, sin saberlo, terminan anunciándose en ellos.
News Guard, una herramienta que busca crear conciencia entre los usuarios en torno a la veracidad de la información que los sitios de internet les presentan, ha comenzado a rastrear sitios de noticias "poco confiables" creados por la IA. De abril a la fecha la herramienta ha encontrado 217 sitios en 13 diversos idiomas; cada semana han encontrado aproximadamente 25 nuevos sitios que funcionan como granjas de contenido de nueva generación y que hoy resultan muy redituables para sus creadores.
En muchos casos el problema de estos sitios no es solo el volumen y la poca profundidad de la información que publican, sino que también el hecho de que difunden información que no es real.
La llegada de las nuevas herramientas de IA obliga a las empresas a revisar procesos que ya se han hecho viejos. A ajustar, a redefinir, a delimitar y sobre todo a garantizar que la nueva tecnología nos aporte y brinde una experiencia más profunda y significativa a los humanos.
Porque de eso se debería de tratar la inteligencia artificial, no de una manera fácil para generar ingresos.
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