Si eres un vendedor estresado, no eres buen vendedor Una carrera en ventas no constituye una ruta fácil de seguir, tampoco está hecha para cualquiera. Para tomarla hace falta templanza y un manejo impecable de las emociones.
Por Luis Menéndez Editado por Eduardo Scheffler Zawadzki
Key Takeaways
- El éxito en ventas requiere templanza, control emocional y resiliencia.
- Un vendedor estresado no puede alcanzar su máximo potencial.
Las opiniones expresadas por los colaboradores de Entrepreneur son personales
Imagina estar en una carrera de autos donde la adrenalina circula al máximo, cada curva es diferente y los contrincantes son, a simple vista, impredecibles. Como el piloto se enfrenta a un entorno que cambia en medio de un vértigo constante, así también lo hace el vendedor: con concentración, dominio de sí mismo y resiliencia.
Al margen de la creencia popular, una carrera en ventas no constituye una ruta fácil de seguir, tampoco está hecha para cualquiera. Para tomarla hace falta templanza y un manejo impecable de las emociones. En las ventas no hay espacio para el estrés paralizante. Se requiere un estómago resistente y una mente ágil.
Pero, no me mal interpreten, las emociones son deseables porque nos humanizan, sin embargo, la capacidad de controlarlas para mantenerlas en perfecto equilibrio es lo que realmente define a un buen vendedor.
El estrés es el pan de cada día de muchas personas. Para un vendedor, es una especie de combustible que a la menor chispa puede encender la creatividad y la habilidad para resolver problemas. Sin embargo, es un arma de doble filo: si no se gestiona adecuadamente, puede consumirnos. La clave está en aprender a canalizarlo, a convertir esa presión en energía y es justo aquí donde entran la resiliencia y la adaptabilidad.
Un buen vendedor sabe que cada "no" es solo un camino hacia el "sí". Este proceso de superación constante no solo define a un vendedor exitoso, sino que refleja su verdadera esencia y en ese sentido, la resiliencia es esa capacidad de recuperarse ante los obstáculos y de mantener la calma cuando una carrera parece perdida.
¿Cuántas veces hemos visto a alguien justificar sus malos números en ventas en la "falta de apoyo" por parte de la empresa? Aunque es fácil caer en el autoengaño, la realidad es que el verdadero vendedor no se rinde, encuentra soluciones y sigue adelante, porque su éxito no depende de las circunstancias externas, sino de su actitud.
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El proceso no es sencillo, es emocionante
En la carrera de las ventas, cada prospecto es un circuito. Algunos son fáciles y otros presentan desafíos que pueden parecer insuperables. Aquí es donde la capacidad de adaptación se vuelve esencial.
Un equipo de ventas exitoso no se limita a esperar que el prospecto se ajuste a su estilo; se adapta él mismo a sus necesidades y expectativas. Esto no sólo aumenta la probabilidad de cerrar una venta, sino que genera una conexión más profunda y duradera con los clientes de la compañía. Aunque el proceso no es sencillo, es precisamente este desafío lo que hace que las ventas sean tan emocionantes.
La capacidad de gestionar las diferencias y encontrar la mejor manera de comunicarte con el prospecto es lo que determina el éxito o el fracaso en una negociación. No se trata de imponer tu visión, sino de crear un puente entre tus expectativas y las de la otra persona. Es un acto de entendimiento donde la capacidad de negociación, la empatía y la escucha activa juegan un papel fundamental.
La capacidad de gestionar las diferencias y encontrar la mejor manera de comunicarte con el prospecto es lo que determina el éxito o el fracaso en una negociación.
Ahora bien, un prospecto complicado no es un obstáculo, es una oportunidad para demostrar tus habilidades como vendedor. La satisfacción de ganar la confianza y cerrar un trato es algo que solo los equipos de ventas conocen. Las empresas ven nuevos clientes y oportunidades de crecimiento, pero disfrutar del proceso y aprender de él es otra cosa.
Ser vendedor es una profesión para aquellos que no temen al estrés, que no tienen miedo de enfrentarse a un cliente molesto y traerlo de vuelta a su centro, de entablar negociaciones difíciles y encontrar el ganar-ganar, de ganar la confianza de los desconfiados, de encontrar el placer en la adrenalina de cada interacción y que ven en cada prospecto un desafío único.
No es un camino sencillo, no es para cualquiera, hay que superar los rechazos y levantarse de las caídas para tener siempre la mejor cara para el cliente. Es una carrera que, cuando se aborda con dedicación ofrece recompensas inigualables e, incluso, un lugar en el podio. No es para todos, pero es para aquellos que tienen pasión.
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