3 habilidades esenciales para ayudar a tu adolescente a triunfar en la universidad A medida que los adolescentes continúan enfrentando una creciente ansiedad en torno a su desempeño académico y otros aspectos de su vida, aquí hay tres cosas que como padres podemos hacer para dotarlos de las habilidades que necesitan para salir adelante.
Por Mary Banks Editado por Eduardo Scheffler Zawadzki
Key Takeaways
- A medida que nuestros jóvenes experimentan una ansiedad en aumento, es crucial abordar tanto la presión académica como la influencia de las redes sociales.
- Equipemos a nuestros jóvenes con resiliencia, recordémosles su valor y guiémoslos hacia contactos significativos que trasciendan al ámbito digital.
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La Generación Z está siendo etiquetada como la generación más ansiosa, con uno de cada dos jóvenes luchando contra la ansiedad diaria. Esta alarmante tendencia se debe a múltiples factores, siendo el más destacado lo que algunos llaman las "escuelas de alta presión" que ejercen una considerable exigencia académica sobre los estudiantes. Desde la búsqueda implacable de las mejores calificaciones hasta la competencia por impresionantes actividades extracurriculares y lugares codiciados en las universidades más prestigiosas, nuestra juventud tiene un sentimiento de angustia que casi se puede palpar. Según la Escuela de Economía de Londres, esta presión es perjudicial para su bienestar y se agrava por la presión parental.
Como padres, es nuestra labor reconocer y abordar el costo que esto tiene en el bienestar mental de nuestros hijos antes de que alcancen la edad adulta. Si bien podemos soñar con ver a nuestros hijos sobresalir académica y socialmente, es igualmente importante equiparlos con la resiliencia y el optimismo necesarios para navegar por los desafíos de la vida que inevitablemente enfrentarán en la universidad y más allá.
Como Director de Consultoría de Admisiones en Quad Education, he sido testigo de esta ansiedad universitaria de primera mano y por eso nuestra misión se extiende más allá de los logros académicos. Priorizamos el bienestar integral de nuestros estudiantes, guiándolos hacia una visión saludable sobre el éxito y el fracaso. Considerando esto, aquí hay tres habilidades que creemos esenciales para que la juventud de hoy triunfe en la universidad.
1. Abrazar el fracaso y el rechazo
La ansiedad suele surgir del temor al fracaso, un gran obstáculo en la búsqueda del crecimiento personal. Para poder seguir adelante, nuestros hijos deben abrazar el rechazo como una parte valiosa de su camino. Contrario a lo que la gente cree, el fracaso no es un callejón sin salida, sino un escalón hacia la resiliencia y el logro. Es importante que convenzamos a nuestros adolescentes de que el fracaso no solo es normal, sino también esencial para forjar la fuerza y el carácter.
Contrario a lo que la gente cree, el fracaso no es un callejón sin salida, sino un escalón hacia la resiliencia y el logro.
Recientemente tuve una conversación con Erick Mueller, Director Ejecutivo del Centro Deming para el Emprendimiento en la Escuela de Negocios Leeds de la Universidad de Colorado. Él enfatizó la importancia del aprendizaje práctico y la resolución proactiva de problemas en el fomento a la resiliencia y la independencia entre los adolescentes de hoy. Mueller invita a dejar de lado el miedo al fracaso y a fomentar una mentalidad emprendedora de innovación y perseverancia. Su consejo es muy simple: alentar a los niños a liberarse del efecto pasivo de la tecnología y sumergirse en la acción. En una era donde las pantallas suelen ser más atractivas que las experiencias del mundo real, es demasiado fácil para nuestra juventud permanecer como espectadores en lugar de participantes activos. Al guiar a los estudiantes hacia actividades que desafíen sus límites, apoyen sus intereses y los alienten a correr riesgos, podemos capacitarlos para que vean al fracaso como un valioso maestro en lugar de como una derrota. Lo que necesitamos son jóvenes audaces que sigan avanzando ante la adversidad, negándose a dejar que los contratiempos los definan.
2. Separar el logro académico del valor propio
Así como hablamos sobre el impacto del fracaso, también es crucial abordar el cómo perciben los estudiantes su valor en relación con su rendimiento académico. Existe una idea errónea predominante de que el valor de un estudiante depende únicamente de sus calificaciones o del prestigio de las universidades a las que asiste o no asiste. Esta noción sugiere que solo aquellos que aseguran un lugar en instituciones de la Ivy League son inteligentes, capaces de tener éxito y merecedores de reconocimiento. Sin embargo, esta creencia no podría estar más alejada de la verdad.
En los últimos años, hemos sido testigos de un declive notable en las tasas de aceptación universitaria, en escuelas de la Ivy League que aceptan a tan solo el 3% de sus solicitantes. Esto no significa que falten candidatos calificados, sino que faltan plazas.
Aunque es importante fomentar la excelencia académica para el crecimiento intelectual y oportunidades futuras, es igualmente crucial recordarles a nuestros hijos que su valía se extiende mucho más allá de sus logros académicos o el nombre de la universidad en la que estudian. Ninguna institución o logro único define su identidad, el verdadero éxito radica en abrazar sus talentos individuales, pasiones y contribuciones al mundo. Son estas cualidades únicas las que moldean su identidad y allanan el camino hacia su realización y trascendencia.
3. Desconectarse de las redes sociales
Desconectarse de las redes sociales supone un gran desafío, especialmente para la juventud de hoy, que está profundamente consumida por ellas. Esta dependencia de las redes sociales está contribuyendo, sin duda alguna, a la ansiedad colectiva que experimenta la Generación Z. En nuestra realidad actual, donde las noticias falsas y las publicaciones cuidadosamente seleccionadas difuminan la línea entre la verdad y la ficción, los adolescentes frecuentemente se encuentran atrapados en un ciclo de comparación, donde su valor se mide en likes, seguidores y validación virtual.
Esta relación paradójica con las redes sociales ha creado un preocupante sentido de desconexión con los demás y con la realidad. Mientras la interminable corriente de personajes en línea los consume, simultáneamente están desconectados de relaciones genuinas y experiencias significativas en el mundo real. Debemos capacitarlos para que rompan con esta existencia en línea fabricada y redescubran el valor de las relaciones y experiencias auténticas fuera de la pantalla.
Fomentar un sentido de valía propio que no esté vinculado a métricas digitales puede ayudarlos a construir resiliencia y confianza arraigadas en el reconocimiento y la aceptación de ellos mismos como alguien valioso y digno de respeto.
Para ayudarlos a hacer esto, debemos alentarlos a buscar un equilibrio en su relación con las redes sociales, apreciando sus beneficios mientras priorizan interacciones genuinas y experiencias más allá de la pantalla. Al guiarlos hacia un uso más saludable de las redes sociales, podemos ayudarlos a recuperar el control sobre su bienestar y encontrar la realización en la riqueza de las conexiones en la vida real que tienen mucho más que ofrecer.