Cómo domar tu ansiedad y cautivar a tu audiencia, aunque seas un mal orador Sentir nervios está bien, pero si te dominan... no tanto.
Por Aytekin Tank Editado por Eduardo Scheffler Zawadzki
Las opiniones expresadas por los colaboradores de Entrepreneur son personales
Michael Bay tiene muchos talentos, es un director y productor de cine increíblemente exitoso, conocido por películas de alto presupuesto que cautivan a enormes audiencias ansiosas por ver explotar cosas. Sin embargo, no es un buen orador.
Sabemos esto porque en 2014, Bay apareció en una conferencia de prensa de Samsung en el Consumer Electronics Show para promocionar los nuevos televisores curvos de 15 pulgadas de la compañía. Las cosas salieron mal poco después de que fue presentado: se detuvo a mitad de una oración, explicando vacilante que el teleprompter estaba apagado. Fue un error comprensible y, el ejecutivo de Samsung, Joe Stinziano, trató de lanzar a Bay un salvavidas pidiéndole que describiera cómo se le ocurren las ideas para sus películas. El director trató de responder sin el teleprompter, paseando de un lado al otro y suspirando de frustración. Fue incómodo, por decir lo menos.
Stinziano intentó una última vez que Bay hablara improvisando, preguntándole cómo el formato de televisión cambia la forma en que los espectadores experimentan sus películas. Pero ya era demasiado tarde, el cuatro veces ganador del MTV Movie Award, estaba muy nervioso y en un punto de no retorno. "Disculpa... Lo siento, lo siento", murmuró antes de dar vueltas y huir del escenario.
Lo que sucedió en ese momento es la peor pesadilla de todo orador. Afortunadamente para Bay, aparecer en conferencias no es su trabajo principal y esto no representó un golpe a su ego ni a su relación con Samsung; salió ileso. Sin embargo, los emprendedores no pueden permitirse tales crisis.
He aquí cómo asegurarte de que nunca te sucedan.
Conoce tu historia
Hay una razón por la que eres la persona encargada de la presentación, tienes algo importante que decir. Como experto en el tema, no hay razón para leer de una tarjeta o memorizar una presentación palabra por palabra. Estas técnicas aburren a la audiencia, explica el cofundador de Bell + Ivy, Zach Binder, en un artículo de 2020 en Forbes. Aconseja tener presentes los puntos clave y estar listo para improvisar si la situación lo requiere. En otras palabras, hacer lo contrario de lo que hizo Bay.
"El público quiere sentirse cómodo viendo una presentación y quiere conectar con el orador", escribe. "La forma más fácil de hacer que eso suceda es siendo tú mismo".
Entonces, en lugar de escribir el discurso completo, escribe los conceptos clave que deseas abordar, úsalos como guía. Porque, al dejar espacio para improvisar es más fácil que te ajustes a los intereses de la audiencia. Si la gente parece estar distraída, recupera su atención con una pregunta o una broma. Hacer contacto visual y moverse por el escenario también es clave para mantener una interacción dinámica, ambas son mucho más difíciles si estás congelado en tu lugar tratando de recordar tus líneas.
Sé directo
Cuando estás profundamente involucrado en una industria, puede ser difícil deshacerte de los términos especializados que ahí se manejan, pero por el bien de la audiencia, tienes que hacerlo. Los acrónimos largos y el lenguaje técnico aburrido no son la forma de mostrar conocimiento; es más probable que consigan dormir al público. Y como muchos fundadores, yo mismo he caído en ese juego, pero después de darme cuenta de que lo que estaba haciendo no estaba funcionando, hice un esfuerzo por simplificar mi discurso.
Esto no solo ayuda a generar un discurso atractivo para la audiencia, sino que también es una forma efectiva de mostrar lo que sabes. Una habitación llena de personas inteligentes puede distinguir cuando alguien está usando el lenguaje especializado para tapar una falta de comprensión más profunda.
Mantener las conversaciones lo más sencillas posible es también recomendado por Maria Thimothy del Consejo de Jóvenes Emprendedores de Forbes. "Lo más importante de una presentación", dice, "es que sea fácil de entender. Mantenerla simple ayuda a que fluya... sin importa en qué dirección vayas".
Tuercas, pernos y presencia
Algunas personas, sin importar cuán brillantes sean sus ideas o cuán conocedoras sean de su industria, simplemente no son oradores naturales. Eso no es problema porque es una habilidad que se puede desarrollar. Es natural sentirse nervioso de poder equivocarse, pero esta es justo la razón por la que te equivocas, irónico ¿verdad? La mejor manera de controlar los nervios es practicar. Sí, sé que acabo de escribir que es mejor no memorizar una presentación, pero si la idea de improvisar te da terror puede ser la mejor ruta, al menos, hasta que te sientas más cómodo.
Una presentación, por supuesto, es mucho más que simples palabras. Aquí es donde entra en juego el desarrollo de una presencia escénica. Escribiendo para Harvard Business Review en 2013, Chris Anderson, fundador de TED dice que el problema más común en los oradores sin experiencia es que mueven demasiado su cuerpo, se balancean de un lado a otro o cambian constantemente de posición.
"Las personas hacen esto naturalmente cuando están nerviosas, pero distraen al público y los hace parecer débiles", explica. "Hacer que una persona mantenga la parte inferior de su cuerpo inmóvil puede mejorar dramáticamente su presencia en el escenario".
El contacto visual también es importante. Anderson recomienda encontrar cinco o seis caras amigables en diferentes partes de la audiencia, y luego hacer contacto visual con ellas mientras hablas.
"Eso es increíblemente poderoso y te ayudará aterrizar la conversación", escribe. "Incluso si no tienes tiempo para prepararte por completo y tienes que leer un guion, mirar hacia enfrente y hacer contacto visual marcará una gran diferencia".
Finalmente, no consideres a los nervios como un enemigo, reconócelos y realiza algunos trucos para controlarlos como: respirar profundamente antes de subir al escenario y durante todo el evento.
Hablar frente a la gente, ya sea que estés con un grupo de inversionistas o dando un discurso, es parte de la vida de todo empresario. Sentirse cómodo con el proceso hará que tanto tú como tu negocio parezcan serios, profesionales y competentes. Vale la pena ser bueno en eso.