Microsoft y OpenAI, al borde de una ruptura por el control de la IA La alianza estratégica entre Microsoft y OpenAI, clave para el avance en inteligencia artificial, enfrenta su momento más delicado.
La relación entre Microsoft y OpenAI, dos gigantes de la tecnología que se unieron para impulsar el desarrollo de la inteligencia artificial (IA) generativa, atraviesa una etapa de tensiones.
Según un informe de The New York Times, las fricciones entre ambas empresas han escalado, afectando tanto a directivos como a empleados.
Uno de los principales puntos de conflicto es el acceso al poder de cómputo. OpenAI, la startup responsable de ChatGPT, ha expresado su malestar con Microsoft por no proporcionar los recursos suficientes para mantener el avance de sus modelos de lenguaje. Esta falta de capacidad estaría frenando el ritmo de innovación de OpenAI.
Por su parte, Microsoft ha invertido más de $13,000 millones de dólares en OpenAI y depende de sus desarrollos para mejorar sus propios productos y servicios con soluciones basadas en IA.
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No obstante, las tensiones han llevado a OpenAI a buscar renegociar su acuerdo de exclusividad con Microsoft, en un intento por adquirir capacidad de cómputo de otros proveedores.
Un nuevo episodio de controversia surgió con la contratación de Mustafa Suleyman, cofundador de DeepMind, quien ahora lidera la división de inteligencia artificial avanzada de Microsoft.
Según el informe, Suleyman protagonizó un incidente con un empleado de OpenAI durante una videollamada, lo que generó malestar dentro de la startup.
Además, ingenieros de Microsoft habrían descargado software propietario de OpenAI sin seguir los protocolos establecidos, lo que exacerbó aún más las tensiones entre ambas compañías.
A pesar de estos problemas, la colaboración continúa, como lo demostró la reciente participación de Microsoft en una ronda de financiamiento de $6,600 millones de dólares.
Sin embargo, una cláusula en el contrato entre ambas firmas permite a OpenAI cortar el acceso de Microsoft a sus tecnologías si la startup logra desarrollar una inteligencia artificial general (AGI), un avance teórico que igualaría el poder del cerebro humano.