Victor Wembanyama, un mal partido y el peligro de las grandes expectativas La joven promesa de la NBA no tuvo un debut como el que el mundo esperaba. El problema realmente no fue su desempeño sino cómo lo habíamos imaginado. ¿Qué puede un emprendedor aprender de ello? Aquí te lo contamos.
Por Eduardo Scheffler Zawadzki Editado por Eduardo Scheffler Zawadzki
Todos los ojos en la Thomas & Mack Arena en Las Vegas estaban puestos en Victor Wembanyama. El joven francés de 19 años y 2.22 metros de altura era el centro de atención del partido que estaba por comenzar. Aunque muchas otras jóvenes promesas del baloncesto profesional hacían su debut en la Liga de Verano de la NBA, todos queríamos verlo a él.
La noche del 22 de junio de 2023, solo un par de semanas antes, Wembanyama había sido seleccionado en la primera ronda del draft de la NBA por los Spurs de San Antonio, asegurándole un salario de $12.16 millones de dólares para su primera temporada y $50 millones de dólares para los primeros cuatro años en la liga.
Después del draft, los elogios se amplificaron y los medios deportivos y las redes sociales comenzaron a hablar del fenómeno de Wembanyama, quien venía de cerrar una temporada en Francia con un promedio de 21.6 puntos, 10.4 rebotes y 3.0 bloqueos por partido. El joven gigante ya era visto como la nueva superestrella de la NBA sin haber jugado un solo partido en los Estados Unidos.
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Las palabras de William Shakespeare que aplican al debut de Victor Wembanyama
Antes de que comenzara el partido de los San Antonio Spurs contra los Hornets de Charlotte (donde también hacía su debut Brandon Miller, el número dos del draft de la NBA), las cámaras no dejaban de enfocar la enorme figura de Victor para seguir cada uno de sus movimientos. Los cronistas repasaban los detalles del draft y de su impecable temporada con los Metropolitans 92 de París en Francia.
Con cada segundo que pasaba, la expectativa crecía porque sabíamos que estábamos a punto de presenciar cómo Wembanyama hacía historia. ¿O no?
Hay una frase que se le atribuye a William Shakespeare, aunque nadie ha podido comprobar que él la haya escrito: "La expectativa es la razón de todo corazón roto".
En el caso de Wembanyama, eso es exactamente lo que sucedió. La enorme expectativa terminó en decepción y corazones rotos, ya que el joven lució nervioso y desconcentrado. Anotó nueve puntos, ocho rebotes, cinco bloqueos y tres asistencias.
Esperábamos mucho más, a pesar de que este tipo de debuts no significan absolutamente nada a largo plazo. Por ejemplo, Kobe Bryant terminó su debut en la NBA (no en la liga de verano) con cero puntos anotados, cero asistencias, un bloqueo y un rebote. Eso para un jugador que se convirtió en leyenda en vida.
Los cronistas, sobre todo, pasaron de los elogios previos al partido a una crítica severa, llegando incluso a vaticinar un panorama sombrío en el futuro cercano de Wembanyama. Esto, a pesar de que, si se analiza de manera objetiva, el joven tuvo un buen partido, aunque no cumplió con la imagen mental que habíamos proyectado.
Al terminar el juego, Victor, sereno, se limitó a decir: "Un momento especial. Fue realmente especial vestir la camiseta del equipo por primera vez. Es un verdadero honor".
Otros nos quedamos con el amargo sabor de la expectativa no cumplida. Es importante tener cuidado con ella y no permitir que rija nuestras vidas. Porque, sin importar si eres la próxima superestrella de la NBA, un estudiante becado en el primer semestre de la universidad, un músico o un emprendedor apostando por un nuevo negocio, lo más probable es que los primeros partidos, exámenes, recitales o meses de venta no salgan como imaginabas. Es normal sentir emoción al hacer algo por primera vez y el temor de cumplir con las expectativas de los demás puede llegar a paralizarte. Además, aunque seamos gigantes, somos falibles y tropezamos. Y las leyendas verdaderamente se forjan cuando nadie está mirando. La historia real es lo que sucede lejos de las cámaras, en esos entrenamientos de madrugada o en esa sesión de estudio para un examen o trabajando en tu plan de negocios hasta las tres de la mañana.
No debemos juzgar el desempeño de alguien en una sola jornada, incluso si esta era la más esperada, ni tampoco permitir que las grandes expectativas nublen nuestra perspectiva. Es mejor disfrutar del camino lleno de desafíos que puede transformar a esas promesas en leyendas. Porque lo que los hace grandes no es anotar 30 puntos en un partido, sino aparecer con la cabeza en alto y creer en sí mismos al día siguiente de haber fallado.
(Por cierto, en su segundo partido en la Liga de Verano de la NBA, Victor Wembanyama anotó 27 puntos, capturó doce rebotes, robó un balón y bloqueó tres tiros).
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