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Es inevitable que perdamos habilidades frente a la inteligencia artificial, pero ¿superan los beneficios a los riesgos? El discurso sobre la inteligencia artificial suele ser pesimista, con críticos sugiriendo que perderemos habilidades frente a la IA, un fenómeno que llamamos el "efecto ChatGPT". Sin embargo, perder ciertas habilidades ante la IA, al igual que ocurrió con las calculadoras y el internet, es inevitable y beneficioso para el progreso humano.

Las opiniones expresadas por los colaboradores de Entrepreneur son personales

Wang Yukun | Getty Images

"Evolucionar o morir" ha sido el principio eterno que guía a las especies en su viaje de existencia. Hoy en día, nosotros, los homo sapiens, nos encontramos en una encrucijada donde nuestra evolución no será determinada por la naturaleza, sino por nuestra propia creación: la inteligencia artificial (IA). El discurso sobre la IA suele estar pintado con un tono de tristeza y fatalismo, con voces críticas sugiriendo que estamos destinados a perder habilidades esenciales frente a nuestras contrapartes de IA, un fenómeno que podemos llamar el "efecto ChatGPT".

Sin embargo, como experto en modelos de trabajo híbridos e integración de IA, desafío esta perspectiva y le digo a mis clientes que el que sus empleados pierdan ciertas habilidades frente a la IA, al igual que con la llegada de las calculadoras y el internet, no solo es inevitable sino también beneficioso para el progreso humano.

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El arte perdido de los cálculos a mano

Considera esto: ¿Cuándo fue la última vez que realizaste un cálculo aritmético complejo en papel? ¿No lo recuerdas? Eso se debe a que las calculadoras en los años 70 prácticamente reemplazaron la necesidad de realizar cálculos manualmente.

Es cierto que algunas personas en los años 70 se quejaron de que los jóvenes usaban esas nuevas y extravagantes calculadoras y perdían sus habilidades matemáticas para hacer cálculos en una hoja de papel. Pero la adopción tecnológica no fue una pérdida, sino una ganancia monumental. Nos liberó de las cadenas de tediosos cálculos manuales, permitiendo que nos centremos en la resolución de problemas complejos, el pensamiento creativo y la planificación estratégica, habilidades que realmente nos distinguen de las máquinas.

Es como si fuéramos leñadores que antes cortaban árboles con hachas. Luego se inventaron las motosierras. ¿Lamentamos la pérdida de nuestra destreza con el hacha? No. Abrazamos la motosierra porque nos liberó para cortar más árboles, más rápidamente y con menos esfuerzo. De manera similar, la proliferación de las calculadoras no nos hizo menos inteligentes, sino más inteligentes en nuestras habilidades.

El efecto Google: Una disfrazada bendición olvidadiza

Pasando al ámbito del conocimiento, el "efecto Google" también ha tenido un impacto transformador similar. Un estudio en 2008 reveló una tendencia entre la generación más joven a depender en gran medida de los motores de búsqueda para obtener información, lo que llevó a una disminución en la retención de la memoria. Sin embargo, antes de considerar esto como una pérdida, detengámonos a reflexionar sobre el panorama más amplio.

Imagina que eres un chef que intenta recordar cada receta del mundo. En los viejos tiempos, sin libros de recetas, tenías que confiar en tu memoria. Con la invención de la escritura y los libros de cocina, pudiste externalizar tu memoria a ellos. Y ahora, con internet, puedes encontrar cualquier receta en minutos.

¿Preferirías pasar tu tiempo memorizando recetas o perfeccionando tus habilidades culinarias, experimentando con sabores y creando obras maestras en la cocina? Así como internet se ha convertido en nuestro disco duro externo para obtener información, nos permite enfocarnos en la creatividad, el pensamiento crítico y la comprensión contextual.

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El efecto ChatGPT: El miedo a lo desconocido

La creciente ansiedad en torno al efecto ChatGPT no es desconocida; recuerda la aprensión inicial en torno a las calculadoras y el Efecto Google. Es la incomodidad que sentimos cuando nos tambaleamos al borde de un territorio desconocido. La preocupación surge de la idea de que a medida que la IA se vuelve competente en tareas como la traducción de lenguaje, la generación de contenido e incluso la programación, estas habilidades podrían volverse gradualmente obsoletas para los humanos.

Imagina el venerado arte de la traducción. Es una tarea que requiere no solo de la comprensión de palabras y gramática, sino también cultura, contexto y matices sutiles. Hoy en día, los algoritmos de IA pueden traducir idiomas con una precisión que se asemeja, e incluso supera en algunos casos, a las habilidades humanas. El temor es que podríamos perder esta habilidad frente a la IA. Sin embargo, al igual que la destreza con el hacha no definía al leñador, estas habilidades no nos definen por completo.

Ahora, veamos el ámbito de la creación de contenido. Algoritmos como GPT-3 pueden generar artículos, escribir poesía e incluso imitar conversaciones humanas. El miedo aquí es doble: ¿Estamos a punto de perder nuestra capacidad de escribir? ¿Y en el proceso, también perderemos el rico toque humano, la emoción, la empatía que hace que nuestras historias resuenen con los demás?

Sin embargo, es crucial recordar que nuestro valor como seres humanos no reside en tareas rutinarias, sino en nuestras cualidades humanas únicas: empatía, intuición, creatividad, juicio ético. Estas son las cualidades que las máquinas están lejos de replicar. El toque humano en un escrito, la empatía para comprender la situación de otro, la creatividad al contar historias; todo esto es insustituible. Necesitamos nutrir y mejorar estas habilidades en la era de la IA.

Luego está el mundo de la programación, donde cada vez más se utiliza más a la IA para escribir y revisar código. Aunque es cierto que la IA puede automatizar algunos aspectos de la programación, también abre nuevas posibilidades. Nos permite abordar problemas más complejos, crear software más robusto y hacer que la tecnología sea accesible a una audiencia más amplia.

En lugar de ver esto como una amenaza, podemos verlo como una oportunidad para el crecimiento y la evolución. Así como las calculadoras no nos hicieron menos inteligentes, la IA no nos hará menos capaces. En cambio, la inteligencia artificial puede liberarnos de tareas mundanas, brindándonos más tiempo y energía para concentrarnos en tareas complejas, creativas y exclusivamente humanas. No estamos siendo reemplazados; estamos siendo mejorados. No estamos perdiendo nuestras habilidades; las estamos evolucionando.

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El futuro: Componiendo una sinfonía de humanos e IA en medio de desafíos reales

El potencial de la IA para remodelar nuestro mundo es innegable. Sin embargo, es esencial reconocer que, junto con las oportunidades, la IA también trae desafíos significativos. La desinformación, los sesgos e incluso las amenazas a la existencia humana son preocupaciones que requieren de nuestra atención inmediata. Sin embargo, el temor a perder habilidades frente a la IA, aunque comprensible, no pertenece a esta lista de amenazas genuinas.

La capacidad de la IA para difundir información a velocidades y volúmenes sin precedentes tiene un lado oscuro. La desinformación y los deepfakes ahora pueden propagarse como un incendio forestal, influyendo en la opinión pública, desestabilizando sociedades y erosionando la confianza en las instituciones. Estas son amenazas reales que requieren de una acción urgente por parte de los responsables de formular políticas, los tecnólogos y la sociedad en su conjunto.

De manera similar, el problema del sesgo en los sistemas de IA, surgido de datos de entrenamiento sesgados o sesgos algorítmicos no intencionales, representa un profundo desafío. Puede perpetuar desigualdades sociales y llevar a resultados injustos en áreas críticas como la salud, la aplicación de la ley y el empleo.

Desde una perspectiva más a largo plazo, y más consecuente, está la cuestión existencial: ¿Podría la IA, especialmente la IA superinteligente, representar una amenaza para la existencia humana? ¿Podríamos crear inadvertidamente una IA tan poderosa que nos vea, a sus creadores, como redundantes o incluso como obstáculos? Esto podría parecer ciencia ficción, pero es una preocupación compartida por cientos de líderes en el campo de la inteligencia artificial.

Estos son problemas reales y urgentes que merecen nuestra atención plena. Requieren una regulación cuidadosa, consideraciones éticas y sólidas medidas de protección. Sin embargo, el temor a perder habilidades frente a la IA, aunque pueda parecer intrínsecamente inquietante, no es una amenaza real.

Perder algunas habilidades frente a la IA debería verse no como una pérdida, sino como una oportunidad para el crecimiento y la evolución. Así como el director de orquesta no necesita tocar cada instrumento, no necesitamos realizar cada tarea que la IA puede manejar de manera más eficiente. En su lugar, debemos concentrarnos en perfeccionar las habilidades que la IA no puede replicar: creatividad, empatía, pensamiento estratégico y liderazgo.

Así es que, aunque debemos ser absolutamente vigilantes y proactivos para abordar los desafíos reales que presenta la IA, no debemos permitir que un temor infundado de perder habilidades nos distraiga de las increíbles oportunidades que esta ofrece. En esta gran sinfonía de humanos e inteligencia artificial, no somos solo intérpretes, sino compositores y directores de nuestro futuro, dándole forma con previsión, sabiduría y comprensión tanto de los riesgos como de las recompensas.

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Gleb Tsipursky

CEO of Disaster Avoidance Experts

Dr. Gleb Tsipursky, CEO of Disaster Avoidance Experts, is a behavioral scientist who helps executives make the wisest decisions and manage risks in the future of work. He wrote the best-sellers “Never Go With Your Gut,” “The Blindspots Between Us,” and "Leading Hybrid and Remote Teams."

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