6 formas en que desarrollar buenos hábitos puede ayudarte a mejorar significativamente tu productividad La correlación que existe entre los hábitos y la productividad es elevada. Aquí hay algunas formas en que desarrollar e implementar buenos hábitos te ayudará a aumentar tu productividad.
Por Srikar Karra Editado por Eduardo Scheffler Zawadzki
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La correlación entre hábitos y productividad es elevada. Los hábitos son las pequeñas y consistentes acciones que tomamos a diario y pueden tener un gran impacto en nuestra capacidad para ser productivos y exitosos. Al comprender el papel que juegan los hábitos en la productividad y al desarrollar e implementar buenos hábitos, podemos mejorar significativamente nuestro rendimiento y alcanzar nuestros objetivos. Aquí hay cinco maneras en que la implementación de buenos hábitos puede mejorar nuestra productividad:
1. Reduce la carga cognitiva
Una forma en que los hábitos pueden mejorar la productividad es reduciendo la carga cognitiva asociada con la toma de decisiones y el cambio de tareas. Cuando tenemos hábitos bien establecidos, no gastamos tiempo ni energía pensando en lo que deberíamos estar haciendo o cómo deberíamos de hacerlo. En cambio, podemos confiar en nuestros hábitos para guiarnos y proporcionarnos un sentido de dirección y un propósito. Esto puede ser particularmente útil cuando nos enfrentamos a tareas complejas o exigentes, ya que nos permite centrar nuestra atención y nuestra energía mental en la tarea en cuestión, en lugar de tratar de averiguar qué es lo que deberíamos de estar haciendo.
2. Proporcionan una sensación de impulso
Otra forma en que los hábitos pueden aumentar la productividad es proporcionando una sensación de impulso. Cuando tenemos un hábito en el que nos involucramos de manera regular, podemos desarrollar una sensación de impulso que nos mueve hacia adelante y nos ayuda a seguir progresando. Por ejemplo, si tenemos el hábito de hacer ejercicio todas las mañanas, podemos usar ese hábito para comenzar nuestro día con el pie derecho y preparar el escenario para un día productivo y exitoso. Del mismo modo, si tenemos el hábito de revisar nuestras metas y prioridades todas las noches, podemos asegurarnos de que nos mantenemos en el camino y progresamos hacia nuestras metas.
3. Nos ahorran tiempo y energía mental
Otra de las formas clave en que los hábitos impactan la productividad es a través de su capacidad para ahorrarnos tiempo y energía mental. Al automatizar nuestras acciones y decisiones a través de hábitos, liberamos nuestras mentes para enfocarnos en tareas más importantes y desafiantes. Por ejemplo, al desarrollar el hábito de limpiar y organizar regularmente nuestro espacio de trabajo, podemos ahorrar tiempo y energía que de otro modo se gastarían en encontrar y organizar nuestros materiales. Al desarrollar el hábito de revisar regularmente nuestra lista de tareas pendientes y prioridades, podemos ahorrar tiempo y energía mental que de otro modo se iría en decidir en qué trabajar a continuación.
4. Nos ayudan a mantener comportamientos saludables
Además de ahorrar tiempo y energía mental, los hábitos también pueden ayudarnos a desarrollar y mantener comportamientos positivos y saludables. Al repetir una acción o comportamiento una y otra vez, podemos crear una vía neuronal en nuestro cerebro que nos facilite y automatice realizar esa acción o comportamiento. Esto significa que cuanto más practicamos un hábito, más fácil y automático se vuelve, y más probabilidades tenemos de conservarlo en el futuro. Por ejemplo, al desarrollar el hábito del ejercicio regular, podemos crear una vía neuronal que nos facilite hacerlo y mientras más ejercicio hagamos, más probabilidades tendremos de seguir haciéndolo en el futuro.
5. Nos da una sensación de logro y progreso
Los hábitos también pueden ayudarnos a mejorar nuestra productividad al proporcionarnos una sensación de logro y progreso. Cuando completamos un hábito, obtenemos una pequeña sensación de logro y satisfacción, lo que puede motivarnos a seguir haciéndolo en el futuro. Por ejemplo, al desarrollar el hábito de tachar regularmente los elementos de nuestra lista de tareas pendientes, podemos obtener una sensación de logro y progreso que nos motiva a continuar trabajando y a completar nuestros pendientes.
Encuentra el equilibrio adecuado
Aunque los hábitos pueden ser increíblemente útiles para aumentar la productividad, también pueden ser una fuente de estancamiento e ineficiencia. Cuando nuestros hábitos se vuelven demasiado arraigados e inflexibles, pueden impedir que nos adaptemos a los nuevos desafíos y oportunidades. Por ejemplo, si tenemos el hábito de trabajar en la misma tarea a la misma hora todos los días, podemos perder oportunidades para abordar nuevos desafíos. Por eso es importante tener un equilibrio saludable de viejos hábitos y nuevos hábitos que estamos incorporando a nuestras vidas.
En conclusión, la relación entre hábitos y productividad es compleja y multifacética. Por un lado, los hábitos pueden ser increíblemente útiles para aumentar la productividad, ya que proporcionan un marco y un conjunto de rutinas que pueden ayudarnos a ser más eficientes y efectivos en nuestro trabajo. Por otro lado, los hábitos también pueden ser una fuente de estancamiento e ineficiencia, ya que pueden volverse arraigados e inflexibles, y pueden impedir que nos adaptemos a nuevos retos y oportunidades. En última instancia, la clave para aprovechar el poder de los hábitos para mejorar la productividad es lograr el equilibrio adecuado entre consistencia y flexibilidad, y ser conscientes del papel que los hábitos juegan en nuestra vida diaria y en nuestro trabajo.