'Biohackeé' mi camino hacia un mejor estado de ánimo, sueño y rendimiento laboral, y tú también puedes. Aquí te cuento cómo El 'biohacking' es la próxima frontera de la optimización del rendimiento. Descubre cómo mejorar tu salud, creatividad y productividad.
Por Aytekin Tank Editado por Eduardo Scheffler Zawadzki
Key Takeaways
- El ‘biohacking’ abarca tanto medidas extremas como técnicas accesibles para el día a día que mejoran la fisiología y el rendimiento mental.
- El equilibrio y la moderación son cruciales en las prácticas de ‘biohacking’, e incluso los CEO con estilos de vida muy ocupados pueden encontrar métodos efectivos para mejorar su bienestar y productividad sin excederse.
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Metí un dedo en el agua y un dolor agudo recorrió mi cuerpo. Sabiendo que nunca sería capaz de entrar suavemente, deslicé el resto de mi ser rápidamente en el agua helada. Respiré despacio, profundamente — los expertos dicen que esto le dice a tu cerebro "estoy bien" y evita que entres en modo de lucha o huida. Pero mientras mi mente daba vueltas alrededor de las sensaciones físicas, no me sentía nada bien.
Luego sucedió algo curioso: pasó un minuto y me pareció un poco más fácil quedarme en el agua. 30 segundos después, emergí con una extraña y sorprendentemente agradable sensación de calma. Había sobrevivido a mi primera inmersión en agua fría y ya me preguntaba cuándo volvería a hacerlo.
La inmersión en agua fría es solo un ejemplo de biohacking. Un término proveniente del ethos del "hacker" tecnológico, es la ciencia de ajustar tu fisiología y sistema nervioso para un lograr un rendimiento óptimo. Algunos tipos de biohacking pueden parecer extremos, incluso exhibicionistas, como cuando alguien se clava una jeringa en la mano para inyectarse una sustancia que altera el genoma. Pero también hay técnicas más sutiles que cualquiera puede empezar a aplicar hoy mismo y que he incorporado a mi rutina para desempeñar mi papel como CEO de Jotform lo mejor que mi cuerpo pueda, pero sin perder la cabeza. Aquí tienes una probadita de algunas de esas técnicas y la razón para entender por qué me he convertido en un creyente del biohacking.
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Hackeando tu felicidad
Todos conocemos la historia del artista torturado, sugiere la idea de que la infelicidad es un requisito para la creatividad. Eso puede ser cierto en algunos casos, Kafka probablemente no habría escrito La Metamorfosis si hubiera amado su trabajo. Bill Withers no habría compuesto Ain't No Sunshine si no hubiera estado desconsolado. Pero yo, y me imagino que les pasa lo mismo a muchos otros en el mundo emprendedor, resuelvo mejor los problemas cuando mis niveles de serotonina están elevados. Cuando estoy tranquilo puedo concentrarme por más tiempo en trabajos significativos, el tipo de productividad que importa. Soy un mejor líder cuando me siento bien.
Para empezar, tengo hábitos que mejoran mi ánimo, como hacer ejercicio cardiovascular regularmente y llevar una dieta razonablemente saludable. El equilibrio es clave, por ejemplo, un trozo de pizza me hace feliz, pero medio pastel hace que sea incapaz de concentrarme.
Estoy cada vez más convencido de la necesidad de sacudir el cuerpo de vez en cuando como una forma de reiniciar el sistema y mejorar mi estado de ánimo. Los chapuzones en agua fría, por ejemplo, han demostrado disminuir la inflamación, mejorar el sueño y el ánimo, reducir el estrés y provocar un torrente de endorfinas y dopamina — las sustancias químicas felices del cuerpo.
También me aventuro en el ayuno intermitente, es decir, comer solo durante un período de seis horas al día. Un estudio publicado en el New England Journal of Medicine mostró diversos beneficios del ayuno intermitente: aumento de la resistencia al estrés, aumento de la longevidad y una disminución de la incidencia de enfermedades como el cáncer y la obesidad. También se ha demostrado que agudiza la memoria y el pensamiento. Ernest Hemingway solía recomendar escribir cuando se tenía hambre. Aunque no puedo escribir cuando tengo un hambre voraz, pienso con más claridad cuando no estoy a reventar por una comida abundante.
La meditación silenciosa es otra práctica que ayuda a refrescar mi mente. Puede que no sea posible tomar un retiro silencioso de una semana, pero reservar un momento para el silencio total puede reducir el estrés y estimular el pensamiento creativo. Programa una reunión semanal contigo mismo, pon tus dispositivos en modo silencioso, cuenta tus respiraciones y deja que tu mente esté tranquila. Haz lo posible para acallar tanto el ruido interno como el externo.
Conseguir una buena noche de sueño es un problema antiguo, el primer registro escrito de un caso de insomnio data del 350 a.C. en la antigua Grecia. Por lo que no sorprende que los biohackers tengan un montón de ideas para optimizar el sueño, desde dormir con inhaladores de hidrógeno hasta usar electrodos y más. Esas técnicas pueden funcionar para algunos, pero igual de efectivas y más accesibles son las prácticas simples como dejar de consumir cafeína al menos ocho horas antes de ir a dormir, limitar el tiempo frente a las pantallas por la noche, usar una máquina de ruido blanco o colocar cortinas que no dejen pasar la luz.
También he experimentado con el sueño polifásico, reduciendo efectivamente el sueño nocturno a tres horas y luego tomando algunos descansos de 20 minutos durante el día, pero lo encontré insostenible. Después de todo, tengo hijos pequeños, no puedo dormir siestas durante la jornada de trabajo y recogerlos de sus actividades extraescolares. En cambio, priorizo conseguir ocho horas seguidas de sueño todas las noches. Automatizo mi rutina programando el modo silencioso en mis dispositivos, y hago todo lo posible por no preocuparme demasiado si no alcanzo mis objetivos de sueño. Solo porque no duerma bien una noche no significa que tendré una mala semana de sueño.
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Reflexiones finales
El biohacking es la próxima frontera de la optimización del rendimiento, algunas prácticas pueden parecer sacadas de una película de ciencia ficción. Técnicas como las inyecciones de células madre y las transfusiones intravenosas no son tan accesibles y, además, no son baratas. De hecho, un emprendedor admitió gastar un millón de dólares en biohackear su salud.
Me uno a estrategias más moderadas, respaldadas por la investigación, para reducir el estrés, sentirme más feliz y optimizar mi sueño. En cuanto a las técnicas más extremas (también conocidas como incómodas), las practico solo ocasionalmente. Como un chapuzón en agua helada, saber que la incomodidad será breve y esporádica hace que sea mucho más tolerable.