Por qué aplicar presión constante sobre ti mismo puede mejorar tu productividad y ayudarte a alcanzar el éxito Aunque tratamos de evitar la presión, aprender a manejarla para utilizarla de manera efectiva podría convertirse en tu mejor arma.
Por Ryan Mc Grath Editado por Eduardo Scheffler Zawadzki
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Cuando pensamos en sentirnos "presionados", la connotación inmediata suele ser negativa. Es comprensible: si se les da la opción, muchos optarían por no sentir presión nunca; no es una emoción excepcionalmente cómoda. Sin embargo, puede ser útil en todas las facetas de la vida, especialmente al hablar de tu trayectoria profesional.
El historiador Thomas Carlyle dijo: "sin presión, no hay diamantes", refiriéndose a que el carbón no puede alcanzar su verdadero potencial para convertirse en un diamante si no hay presión. Del mismo modo, la dosis correcta de presión te puede ayudar a alcanzar tus objetivos, siempre y cuando sepas cómo manejarla de manera saludable para que no impacte a tu bienestar general.
1. Carácter sobre comodidad
Hasta cierto punto, es una elección. Puedes ir por la vida priorizando la comodidad a corto plazo y evitando situaciones que traigan consigo un alto nivel de presión. Aún así, probablemente no será una experiencia muy satisfactoria. Es natural y humano preferir situaciones fáciles y cómodas. Desafortunadamente, tendrás que soportar y dar la bienvenida a las experiencias más desafiantes para desarrollar tu carácter y crecer.
Sin los momentos de presión, nos quedamos estancados y obligarte a trabajar a través de la incomodidad le hace mucho bien a tu futuro. Piensa en un logro sobresaliente: un ejemplo histórico ampliamente conocido o algo que te haya sucedido en tu vida. Siendo sincero, ¿se habría alcanzado ese objetivo o hito sin la presión y cierta incomodidad?
Cuando pienso en los momentos de mi vida en los que me he sentido más orgulloso de mí mismo o he alcanzado un resultado gratificante, ninguno de ellos pudo suceder sin un arduo trabajo previo. Nunca me he arrepentido de ponerme en una posición bajo presión y continuaré haciéndolo siempre que surja la oportunidad.
2. Entrenando al músculo
Como sucede con tantas otras cosas, trabajar bajo presión se vuelve más fácil con la práctica. Es como un músculo o una habilidad: tienes que entrenarlo para fortalecerlo. Nadie puede hacer sentadillas con una pesa de 400 libras la primera vez que va al gimnasio; ni siquiera se recomienda intentarlo. Sin un entrenamiento previo, solo te vas a terminar lastimando.
Hay una razón por la que Lionel Messi es elegido constantemente para tirar los penales; ha tirado tantos que ha encontrado una manera de sentirse cómodo y confiado ante uno de los momentos más desafiantes del juego. Ha enfrentado la misma situación muchas veces antes y ha estado a la altura en algo que otros jugadores tal vez todavía no dominan.
Si logras encontrar la manera de abrazar esos momentos en los que sientes que la presión se acerca, te será más fácil mientras más veces suceda. Ponerte continuamente en una posición incómoda te servirá a largo plazo, porque mientras más progreses y crezcas, más te enfrentarás a este tipo de retos. Es un cliché, pero es verdad: con una gran recompensa viene una gran responsabilidad, y a medida que logres más o alcances el éxito, necesitarás ese músculo fortalecido para lidiar con momentos de mayor presión.
3. Gestión de la presión
Si tú eres alguien que experimenta un alto nivel de presión regularmente, lo más probable es que también estés tratando constantemente de hacer las cosas mejor en otras facetas de tu vida: las dos cosas tienden a ir de la mano. Incluso si te inclinas hacia el lado positivo, tendrás que encontrar una manera de manejar esa presión.
Diferentes personas tienen diferentes estrategias, pero he descubierto que resulta crucial reconocer la adrenalina que acompaña a la sensación de presión. A nivel físico, el miedo que puedes sentir durante esos momentos no es tan diferente a la sensación que tienes cuando estás emocionado, como cuando te encuentras en el punto más alto de una montaña rusa. El truco es canalizar esa adrenalina y utilizarla para alimentar la emoción en lugar del miedo. Piensa en lo que podría salir bien en lugar de lo que podría salir mal; y si eso te parece demasiado complicado, date permiso para pensar en lo que podría salir mal y hazlo de todos modos para sentirte más preparado.
Una estrategia que podría ayudarte es aprovechar a un amigo con fortalezas complementarias a las tuyas. A mí me podrían pedir que salte de un avión mañana y lo haría sin pensarlo dos veces, pero si me pidieran que me pusiera un tanque de oxígeno y me metiera a bucear, el "sí" no llegaría tan rápido. Tener a un amigo que esté aterrorizado por las alturas, pero que se sienta como en casa en el agua sería la combinación perfecta, pues podríamos empujarnos mutuamente y aliviar la presión que el otro podría estar sintiendo.
Inevitablemente, la mejor manera de manejar la presión es sentirse cómodo con los sentimientos físicos que invoca, pero estas estrategias pueden ser de gran ayuda antes de llegar a ese punto.
Si tienes problemas para alcanzar una verdadera sensación de comodidad, ver a la presión como si fuera un privilegio puede ser increíblemente útil. Billie Jean King escribió un libro completo sobre el tema en donde dijo: "La presión es un privilegio, solo llega a aquellos que se la ganan". El privilegio y la oportunidad de sentir la presión que genera la competencia no es algo que todos llegan a experimentar. Ese solo hecho puede hacer que, a veces, sea más fácil de manejar. Cuando se sienta difícil, debes de saber que debe de sentirse de esa manera y no tiene porque impedir que utilices todas las herramientas de tu arsenal. Si puedes tomar el control de las situaciones que generan esa presión positiva en lugar de alejarte de ellas, encontrarás el éxito de una manera que se siente aún más gratificante.