¿Te equivocaste? Usa la "Regla de los 30 Segundos" de este astronauta para sentirte mejor y reenfocarte Adelante, castígate. Pero no por mucho tiempo.
Por Mike Massimino Editado por Eduardo Scheffler Zawadzki
Las opiniones expresadas por los colaboradores de Entrepreneur son personales
Como astronauta de la NASA, he tenido la oportunidad de hacer cosas increíbles, pero también de cometer grandes errores. Para superar las pérdidas, adopté algo llamado la Regla de los 30 Segundos.
Para mí, la regla funciona así: cuando cometes un error, date 30 segundos de arrepentimiento. Tómate un descanso. Siéntete miserable. Reprímete. Autocritícate. Dite todas las cosas horribles que quieras, solo que en silencio y en tu cabeza para no asustar a quienes estén cerca de ti.
Porque el arrepentimiento es natural. La decepción es natural. No es saludable suprimir esos sentimientos o negar que existen. Necesitas darte permiso de tenerlos. Pero limítalos a 30 segundos. Tras tu desahogo de 30 segundos, déjalos ir. Deja el arrepentimiento en el pasado porque no te ayudará en el futuro. Es hora de seguir adelante con las tareas pendientes y con la misión en general. Tu equipo te necesita comprometido y de vuelta en el campo de juego para que puedas ayudarles a resolver los problemas que puedan estar enfrentando.
Aprender esa lección de mi compañera astronauta, Megan McArthur, fue especialmente importante para mí. Megan era una de esas astronautas a quienes admiraba. Fue aceptada en el Programa de Astronautas en su primer intento, cuando tenía solo 28 años, algo casi inaudito. La NASA la eligió antes de que terminara su doctorado porque realmente la querían. Megan es brillante, capaz y es genial trabajar con ella. Es el tipo de persona que miras y dices: "Nunca podría hacer lo que ella hace. Es perfecta".
Pero no es perfecta. Solo ha encontrado las mejores herramientas para manejar sus imperfecciones, y la Regla de los 30 Segundos es una de ellas. Una vez que me la enseñó, mejoré mucho en el modo de lidiar con mis errores y seguir adelante. Cuando metía la pata. Ya no perdía una semana, ni siquiera un día. Lo cual resultó positivo, porque pronto cometería un gran error: romper el Telescopio Espacial Hubble en el vasto vacío del espacio.
Esto sucedió durante un vuelo en 2009 llamado STS-125. En un intento por reparar el Espectrógrafo de Imágenes del Telescopio Espacial Hubble, dañé el tornillo en el pasamanos. Eso fue un gran problema.
Después de informar al control de la misión en Houston lo que acababa de hacer, y mientras ellos se apresuraban a lidiar con mi error, fui revolcado por un tsunami de vergüenza, culpa, incredulidad y arrepentimiento. Rara vez nos sentimos más solos que cuando nos equivocamos. Nos deja aislados y expuestos. Es suficientemente malo regarla en la Tierra. Ahora imagínate hacerlo a 560 kilómetros de altura en el espacio.
Me sentía enfermo. Había desperdiciado años de planeación y dedicación de todo el equipo de Hubble. Había tirado al caño millones de dólares de dinero de los contribuyentes. Mis hijos ahora vivirían como los hijos cuyo padre rompió el Telescopio Espacial Hubble. Esa sería mi herencia.
Lo único en lo que podía pensar era que necesitaba una máquina del tiempo. Todo lo que necesitaba era volver atrás. Todo lo que necesitaba era una oportunidad para hacerlo de nuevo. Por supuesto, una vez que te encuentras pensando de esa manera, es porque el el arrepentimiento ha comenzado a trabajar en tu contra. Porque el tiempo solo avanza, y es inútil sentarse y desear lo imposible. En cuanto comienzas a desear una oportunidad de hacerlo de nuevo, es cuando sabes que es hora de seguir adelante.
Afortunadamente, yo sabía cómo hacerlo. Puede que no tuviéramos un plan de respaldo para lidiar con el tornillo dañado en el pasamanos, pero mientras mi equipo en Tierra se apresuraba a descubrirlo, yo tenía la Regla de los 30 Segundos para lidiar conmigo mismo. Hice una pausa, miré hacia la Tierra, puse un temporizador mental de 30 segundos y comencé con mi periodo de arrepentimiento.
Durante 30 segundos, dejé que todo saliera. Me castigué. "Mike, ¡eres un idiota! ¡Eres un tonto! ¿Cómo pudiste arruinar algo tan simple? ¿Por qué no pensaste en este problema antes de la misión? Estabas apurando lo fácil porque estabas demasiado enfocado en lo que pensabas que era lo difícil." Y así sucesivamente.
Después, una vez que pasaron los 30 segundos, lo dejé ir. Había tenido mi pequeña lamentación en la autocompasión, y era momento de dejar mi error en el pasado, ser un buen compañero de equipo y ayudar a encontrar una solución. Descubrimos que arrancar el pasamanos podría funcionar, lo hizo, y el resto de la caminata espacial salió según lo planeado. El STIS volvió a funcionar, y la búsqueda de vida en el universo continuó.
Todos los días, en nuestras vidas profesionales y personales, se nos presentan oportunidades para cometer errores. No queremos cometerlos, pero sin importar cuánto nos preparemos y cuánto intentemos ser perfectos, son inevitables. Los errores por los que solía castigarme eran en realidad una parte muy valiosa de mi entrenamiento como astronauta, porque cometerlos me enseñó cómo recuperarme de ellos. Aprendí que ningún error es insuperable, pero una mala respuesta a un error puede ser fatal.
Cuando metes la pata y te sientes horrible al respecto, recuerda la Regla de los 30 Segundos: castígate a ti mismo. Permítete hacerlo. Sumérgete en tu arrepentimiento. Pero solo durante 30 segundos. Luego, sin importar lo difícil que pueda ser, déjalo en el pasado y sigue adelante. Concéntrate en lo que viene y en lo que puedes hacer para ayudar. Intenta mantener una actitud positiva, sin importar la magnitud del error y date una oportunidad de redención.
Entonces, ¿cuál es una buena manera de gastar esos 30 segundos? Aquí están mis sugerencias:
- Insúltate a ti mismo. Me gusta decirme "¡Soy tan estúpido!" o "¡Eres un idiota! ¿Cómo pudiste haber hecho eso?" "Cabeza hueca" también funciona.
- Identifica el arrepentimiento para que sepas exactamente por qué estás molesto, en lugar de estar molesto por todo. "Debería haber pensado más en nuestro plan." O "Debería haber revisado la situación más detenidamente antes de actuar." O "¿Por qué no pensé en las consecuencias antes de hacer eso?"
- Mientras sales del arrepentimiento, date un buen patín para que no permitas que vuelva a suceder. "Si salgo de esta, seré más cuidadoso en el futuro para no cometer el mismo error otra vez."
¡Y voilà! Los 30 segundos de arrepentimiento han terminado. Deja ese error en el pasado y sigue adelante porque tu equipo te va a necesitar para ayudar a resolver el problema que acabas de crear.
Este ensayo es un extracto adaptado de MOONSHOT: A NASA Astronaut's Guide to Achieving the Impossible por Mike Massimino. Copyright © 2023. Disponible en inglés de Hachette Books, un sello de Hachette Book Group, Inc.