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¿Quieres dar un gran discurso? Evita estos 5 errores comunes Antes de un discurso importante, siempre debemos preguntarnos qué significa el éxito al final de nuestra plática. ¿Se trata simplemente de presentar hechos y no olvidar nada de lo que queríamos decir, o transformar a las personas para siempre por medio de nuestras palabras?

Por Farrah Smith

Las opiniones expresadas por los colaboradores de Entrepreneur son personales

Shutterstock

Alguna vez Maya Angelou dijo: "Al final del día, la gente no recordará lo que dijiste o hiciste, pero recordarán cómo los hiciste sentir."

La respuesta natural a sus sabias palabras es reflexionar sobre cómo se conectan con nuestras relaciones personales o habilidades de liderazgo, pero el beneficio de dejar una impresión emocional en alguien se extiende más allá de las interacciones privadas. La misma ventaja se puede ver al tratar de influir en grupos más grandes en un entorno público, como al dar un discurso o hacer una gran presentación.

Si eres como yo, al prepararte para un discurso importante, tu instinto es centrarte en entregar la mayor cantidad de contenido posible. Puedes asumir que mientras más información compartas, mejor será tu desempeño. Sin embargo, cuando dedicas demasiado tiempo a enseñar el material y no lo suficiente a conectar con tu audiencia, pierdes la oportunidad de llegar a ella a un nivel más profundo. Si deseas generar un cambio real en sus vidas, debes crear el espacio para que las personas absorban lo que has compartido y piensen en cómo se relaciona con ellas.

Desafortunadamente, aprendí a la mala cuando hablé en mi alma mater, UCLA. Para mí fue una oportunidad soñada, así que puse mucho tiempo y esfuerzo en la presentación. Pese a ello y por la falta de energía en el auditorio y la mirada atónita en sus rostros, pude notar que mis interminables diapositivas de PowerPoint llenas de viñetas los habían dejado abrumados y exhaustos. Compartí grandes consejos, pero perdí la oportunidad de generar un impacto genuino debido a la cantidad de información que incluí y la forma en que la entregué. Dudo que muchos estudiantes recuerden lo que dije o cómo los hice sentir ese día. Fue un error que nunca olvidaré ni volveré a cometer.

Si deseas generar un cambio real en sus vidas, debes crear espacio para que las personas absorban lo que has compartido y piensen en cómo se relaciona con ellas.

Piensa en la última vez que viste a alguien dar un discurso en línea o en persona. ¿Recuerdas los puntos específicos o cómo te sentiste durante y después de la plática? ¿Te dejó el orador lleno de energía y motivación o te sentiste cansado, abrumado por tanta información? ¿Estabas completamente presente en el momento o solo escuchando a medias y esperando que terminara? Los mejores presentadores son aquellos que conectan con su audiencia siendo entretenidos, relacionables y emocionalmente estimulantes, no solo informativos.

Antes de un discurso importante, siempre debemos preguntarnos qué significa el éxito al final de nuestra plática. ¿Se trata simplemente de presentar hechos y no olvidar nada de lo que queríamos decir, o transformar a las personas para siempre por nuestras palabras? Si tu objetivo es dejar una impresión duradera la próxima vez que estés sobre el escenario, aquí hay cinco errores comunes que debes evitar.

1. Tratar de enseñar todo lo que sabes

Sobrecargar a las personas con todo lo que podrías compartir sobre un tema es lo último que debes hacer si quieres que recuerden lo que dijiste y pongan en práctica tus palabras.

Cuando comienzo a cometer este crítico error, me recuerdo a mí mismo: "Cuando intentas enseñarle todo a las personas, no les enseñas nada." Elige algunos conceptos clave y entrégalos de una forma impactante. Menos es más cuando se trata de discursos efectivos.

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2. Ser demasiado técnico

La gente se aburre cuando eres demasiado técnico. Nadie quiere sentarse a través de una larga presentación de tablas, gráficos y diapositivas, y es difícil recuperar a la audiencia una vez que la has perdido.

Por otro lado, cuando hablas sobre experiencias personales, la audiencia se involucra en tu historia y en lo que tienes que decir. También eres más natural, seguro y enérgico al hablar de tu vida, lo cual es más agradable de escuchar.

Usar el relato para transmitir puntos de conversación atraerá las emociones de tu audiencia, haciéndote a ti y a tu plática más intrigantes y memorables.

3. Ignorar la demografía de tu audiencia

Incluso si hablas siempre sobre el mismo tema y puedes reutilizar material, debes basar tus ejemplos en la demografía de tu audiencia.

Tu lenguaje y referencias deben ser relevantes para las personas en el público. Lo último que quieres es hacer una referencia que alguien no entienda y crear un momento incómodo.

Como orador internacional, también debes tener en cuenta las diferencias culturales. No quieres arriesgarte a ofender a nadie en la habitación. Y lo que es más importante: mantente alejado de temas sensibles como la religión y la política, que podrían alienar a parte de tu audiencia.

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4. Depender demasiado de tus diapositivas

La forma más rápida de hacer que tu discurso sea aburrido es leyendo una serie de diapositivas.

La mayoría de las personas hacen esto por miedo a quedarse en blanco o a olvidar el contenido de su plática debido a los nervios. Utilizar técnicas específicas para recordar tu presentación no solo puede aumentar tu confianza y reducir el estrés, sino también mejorar tu rendimiento y el éxito general de tu charla.

Una estrategia útil se basa en la fuerte capacidad de nuestro cerebro para recordar lugares. Tu mente ya reconoce los lugares familiares y probablemente ha desarrollado conexiones profundas con tu hogar, por lo que es el sitio perfecto para ejercitar la habilidad de la memoria y el recuerdo.

Así es como funciona: reúne las imágenes que creaste para todas tus viñetas y colócalas en orden según cómo las presentarás. Luego, elige una habitación o ubicación inicial en tu casa y "recorre" tu hogar moviéndote de un lugar a otro, depositando una imagen en cada lugar. La estructura de tu hogar quedará grabada en tu memoria, y tu mente establecerá una conexión entre la disposición y la imagen organizada. Más tarde, si te quedas atascado al hablar, todo lo que necesitarás para recuperar la información es dar un paseo mental por tu hogar. Puedes recordar dónde estabas en tu discurso simplemente imaginando en qué habitación estabas cuando cometiste un error, y tu cerebro puede ayudarte a recordar dónde lo dejaste y qué viene después.

Esta herramienta me salvó durante mi plática TEDx. Es increíblemente desafiante cuando sabes que algo será filmado y mostrado al mundo, ya sea que lo hagas bien o no. Tropecé con mis palabras varias veces porque estaba nerviosa, pero me recuperé rápidamente pues sabía cómo retomar el rumbo usando el recuerdo de la ubicación.

Además, nunca puedes depender de un teleprompter. Nada es más incómodo que una persona parada en el escenario como un ciervo atrapado ante los faros porque no memorizó su discurso y el teleprompter está fuera de tiempo o dejó de funcionar. Como alguien que solía trabajar en producción de eventos, he visto muchas presentaciones desmoronarse debido a problemas técnicos.

Hazte un favor a ti mismo y a la audiencia y utiliza las diapositivas como guía, no como muleta.

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5. Enfocarte en tu actuación, no en tu propósito

La mayoría de las personas temen hablar en público porque están demasiado centradas en sí mismas. ¿Y si me congelo? ¿Y si se me olvida algo? ¿Y si no les caigo bien? ¿Y si sueno tonto? Pero no estás allí para mostrarle a todos lo inteligente y perfecto que eres. Estás allí para impactar positivamente en la vida de las personas que te escuchan. Si cambias tu enfoque de ti mismo a la audiencia y la misión detrás de tu plática, sentirás de inmediato cómo se aligera la presión y se instala la emoción.

La próxima vez que tengas una gran presentación o la oportunidad de estar en el escenario, asegúrate de llevar a las personas en un viaje. Hazlo personal, fácil de entender y divertido. Si entregas una charla inspiradora, informativa y entretenida, será una experiencia más agradable para ti y para todos los demás en la habitación. La audiencia no solo retendrá más información, sino que también te recordará a ti y cómo los hiciste sentir.

Una presentación puede cambiar tu vida y la vida de innumerables personas si se hace con propósito, pasión y una clara intención de servir.

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